6.27 Un empleo mediocre (2)

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Después de dejar a Timothy caminó durante un largo tiempo y se dio cuenta de que no tenía a dónde ir si quería estar solo, Aurora estaba en su departamento y no quería ver a Sebastián, si lo hacía las palabras de Timothy volverían a su cabeza.

Fue a una cafetería, ordenó algo ligero y estuvo ahí por cuatro horas.

Aun con su escasa comprensión y su tendencia a distraerse, terminó de leer ambos contratos y suspiró lenta y profundamente, en su mesa había cuatro tipos diferentes de postres y dos tazas, una de café y otra de té.

– ¿Desea algo más?

– Podría guardar todo esto, me lo llevaré.

– Enseguida.

No quería ser un mal empleado, el problema era que él y los números no se llevaban.

Su celular tenía siete mensajes, todos de Sebastián, quiso responderle, pero sus dedos vagaron por la pantalla sin presionar una sola letra, se odió por ello, esperó a que el taxi se detuviera y bajó en la entrada de una casa impresionante con acceso exclusivo a la playa y dos piscinas.

– Su nombre e identificación.

– Nicolás Bailey, buscó a la señora Denys.

– Adelante.

Siempre que visitara esa gran mansión, le permitirían la entrada sin hacer preguntas, se sintió molesto por esa confianza inmerecida y esperó en una sala con paredes de cristal.

Isabela Denys vistiendo un bikini blanco y una chaqueta blanca le dio la bienvenida – no esperaba tu visita, debiste enviar un mensaje.

– Lo olvidé – apretó la carpeta en su mano.

– Toma asiento, ¿a qué debo tu visita?

No había forma amable de decirlo – el contrato de Vanguardia, es mucho mejor para la empresa.

No hubo respuesta, no estaba diciendo algo que fuera incorrecto, exponía la verdad y la presidenta Denys lo hizo más evidente con su silencio, parecía retarlo preguntando cuál era su punto al mencionarlo.

– ¿Por qué aceptaste esas condiciones?

Isabela Denys tenía una copa en la mano con una pequeña sombrilla y la dejó sobre la mesa – fue en una habitación menos lujosa, en el tercer piso de un edificio mal ubicado y yo estaba a punto de perder a mi bebe – se refería a su empresa – llegaste con la crema responsable de que yo me vea un par de años más joven y cuando te pregunté por qué lo hacías, dijiste que querías ayudar a un amigo.

En aquel tiempo, todo lo que le importaba era Gregory.

– ¿Esa es aún tu prioridad?

– No, ya no lo es.

Su atadura a Nova, su relación con Gregory y la cuenta de Brisa de Mar, todo eso, ya no era importante.

Los ojos de la presidenta Denys estaban muy abiertos, no planeaba dejar pasar esa oportunidad – entonces podrías reconsiderar mi oferta, trabajar con nosotros, la crema en gel sobre la que hablamos, para eliminar cicatrices, si me la proporcionas, te daré un lugar en la empresa y el mejor laboratorio de la nación.

Recordó que tenía ese pendiente – cierto, dijiste que no querías que eliminara las cicatrices de forma inmediata, no he tenido tiempo de arreglar eso.

– Necesito que sea un tratamiento de dos meses, lo suficiente para que compren dos cajas, tres para las personas que no son constantes en el tratamiento, ¿crees que puedas hacerlo?, si la entregamos este mes podríamos sacarla antes de navidad del año entrante.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora