6.41 Mudanza

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Era increíble que tantas personas creyeran en la adivinación, en especial, su madre – ¿de verdad tenemos que hacer esto?

– ¿Crees que voy a dejar que te cases en cualquier día?, necesitamos toda la suerte del mundo, tu prometido tiene todas esas niñas detrás suyo, sin mencionar a los chicos.

– Mamá, confío en él.

Llegó su turno.

– En verdad, Sebastián y yo podemos elegir el día, no la necesitamos.

– Esta mujer, fue la que auguró que conocerías a tu alma gemela, no te atrevas a ofenderla, nos maldecirá.

No era supersticioso y no creía en la adivinación o las maldiciones, pero tuvo un poco de miedo y entró a la habitación escasamente iluminada para mirar a la adivina, tanto él como su madre se sentaron sobre cojines en el suelo.

– Casandra, veo que tu hijo encontró a su pareja predestinada.

Casandra Bailey se mostró muy emocionada – y todo es gracias a usted, estamos muy agradecidos, ¿cierto, cariño? – le empujó la cabeza hacia abajo.

– En este día, ¿qué necesitas de mí?

– Queremos saber qué día es el correcto para la boda, y también, ¿cómo será la vida de mi hijo?, ¿me ve rodeada de nietos?

Nicolás rodó los ojos, pero un segundo más tarde, mostró un poco de interés.

La adivina asintió y miró en su bola de cristal y parpadeó un par de veces, luego sonrió intentando aparentar que todo estaba bien – esto es, muy extraño, hijo, siento que el día de tu boda habrá tormentas con un cielo despejado, como si hubiera dos cielos.

La mirada de Nicolás se agudizó, esa mujer era una farsante, no podía estar viendo su espacio, ¿cierto?

– También, veo una serpiente – la piel de la adivina se erizó – una muy oscura – dudó.

– Mi yerno trabaja en el espectáculo, tal vez esa serpiente son los rumores.

La adivina y Nicolás intercambiaron miradas antes de que ella sonriera – es así, es la representación de un rumor malicioso, en cuanto a la fecha, cualquier día entre julio y agosto debería estar bien y los nietos – volvió a consultar su esfera de cristal – oh mi dios, es una pena.

– ¿Qué?

– No veo nietos por el lado de tu hijo, pero sí por el lado de tu hija, muchos y llenarán tus días y tus noches.

– Significa que seré yo quien los cuide – gruñó Casandra.

– Puedes buscar una adopción, pero solo regresarás decepcionado y a la larga, eso dañara tu relación – le dijo la adivina a Nicolás con mucha seriedad – nunca encontrarás lo que buscas, porque tu hijo, no existe en este mundo.

Fue el turno de Nicolás para preguntar – ¿qué significa eso?

– Tampoco yo, es como si ya hubieras tenido un hijo y está buscándote con desesperación, pero no puede encontrarte.

Saliendo de la tienda, Nicolás pensó fielmente que esa mujer era un fraude, pero también, estaba menos inclinado a la idea de adoptar.

– Tu vida será triste y feliz, tirante y desdeñosa, tendrás razones para llorar y para reír, será una vida colmada de dicha – le dijo antes de que se marcharan y esas palabras resonaron en su cabeza.

– ¿Qué te parece si vamos por algo de comer?, ¿espagueti? – le sonrió su madre después de que salieran.

– Tengo tiempo antes de

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora