7.4 Salón de relajación ¡Esmeralda!

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La carreta se detuvo a causa del tumulto y las cortinas se corrieron ligeramente, la joven de largo cabello rojo miró hacia las filas de personas y reconoció los ropajes elegantes y los carruajes finos.

– Galmo, ¿por qué hay una fila de personas en esa calle?

– Aguarde un minuto, iré a averiguar – le respondió su sirviente, al igual que ella se fue y dejó la ciudad medio año atrás para ir a la competencia de la secta Aurora y desconocía los eventos sucedidos en ese tiempo, al volver, ya tenía una respuesta – señorita, me informan que recientemente abrió el salón de relajación Esmeralda en esa calle y recibe docenas de visitas diarias.

Rebeca resopló – un nombre ridículo para un prostíbulo, por lo menos antes hacían referencias a las flores – la carreta reanudó su camino.

– Se equivoca señorita, según me informaron, el salón de relajación ¡Esmeralda! ofrece baños medicinales y ya han curado a muchos enfermos desde niños y jóvenes hasta ancianos.

– ¿Es así? – le costó trabajo creerlo – ¿qué ha dicho mi padre sobre eso?

– En cuanto lleguemos me informaré.

Un salón de relajación con una propietaria de dudosa reputación era un peligro para la familia que era dueña de todas las farmacias de la ciudad y Rebeca sentía curiosidad.

¿Cómo fue que su padre permitió que un lugar como ese siguiera abierto?

Ergos Sant recibió a su hija con una expresión amarga y un sentimiento de disgusto, desde dos meses atrás Galmo le había estado enviando reportes y estaba muy bien enterado de la situación.

– Padre – lo saludó Rebeca.

El señor Sant bufó – sabía que ese hombre no tenía buenas intenciones desde el momento en el que apareció, lo acepté porque me aseguraste que tenía un gran futuro.

– No fue una mentira.

– ¿Y de qué me sirve?, un gran talento que no puedo sostener entre mis manos, dame una razón para no asesinarlo.

Las manos de Rebeca se apretaron, en un mundo ideal el compromiso entre Helian Lauren y ella debió concretarse, ambos contarían con el apoyo de su padre para ingresar a la tribu de tigres y conseguir la técnica de las tinieblas, entre muchos de los tesoros que ocultaban sus cuevas y cuando eso sucediera Helian sería el joven de su edad más poderoso en el continente.

Nada podría detener su ascenso.

Excepto por ese hombre, Avis Orlan.

El prometido al que Helian tanto respetaba solo había hecho una cosa, obstaculizar su futuro y frenar su potencial, una pareja que cometía tales ofensas debía ser repudiada, en lugar de eso, Helian la había abandonado a ella para ir buscarlo.

Casi podía sentir la rabia creciendo por su estómago, Avis era el hombre más egoísta y malvado del mundo.

– Habla, dame una razón para no asesinar a ese bastardo.

– Padre – se puso de rodillas – la culpa es mía, pensé que el prometido de Helian sería fácil de vencer, pero lo que pasó solo fue un contratiempo, envíe hombres junto con Helian con la premisa de encontrar a su prometido y asesinarlo, una vez que él esté muerto, le haré cumplir su promesa de matrimonio, entonces te lo demostraré.

Ergos Sant no estaba muy convencido – ¿qué pasa si eso nunca sucede?, si ese prometido de la tribu de mariposas no aparece, ¿qué harás entonces?

– Padre, ya lo he anticipado, si dentro de un mes la búsqueda de Helian no obtiene resultados, mis hombres asesinarán a un joven con estructura similar, le pondrán su ropa y lo lanzarán al rio, el cadáver será irreconocible, no hay forma de que él pueda ver a través de ese engaño.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora