4.4 La tercera cosa que debes saber...

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El cadáver de Tai estaba tendido sobre una roca de punta afilada, a lo largo de los siglos esa roca cobró muchas vidas, pero el cuerpo de Tai no fue empalado, sino que descansaba más abajo dando la impresión de que se recostó para descansar y se quedó dormido, salvo por el pequeño detalle de que su cuerpo fue chupado dejándolo con la apariencia de una momia.

En cuanto a Damon, su batalla estaba lejos de acabar, los hombres lo miraron sorprendidos, bajo la luz de las antorchas podían ver el cadáver de Tai, pero su joven amo seguía luchando y quien fuera su oponente, era muy fuerte porque las rocas seguían recibiendo daño.

Angus se preocupó.

- Estará bien, confía en él – le dijo Minus mientras cubría su boca con el abanico – deberías preocuparte por su oponente.

Quien quiera que hubiera despertado la ira de Damon, no tendría un buen final.

La batalla se volvió más dura, Damon no podía golpear a Sacer con su espada, al hacerlo esta atravesaba su cuerpo como si estuviera hecho de aire, en lugar de eso usó los relámpagos negros que emergían de sus manos.

Esa energía mantenía su espacio a flote, la necesitaba, pero no dudó en gastarla con tal de destrozar a su enemigo.

Sacer comenzó a ver el peligro cuando los relámpagos dejaron heridas en su cuerpo, entre más peleaba, más le gustaba ese cuerpo, era una lástima que no pudiera tomarlo de forma pacífica y tuviera que recurrir a ese método.

La tormenta arreció, Sacer juntó sus manos reuniendo la energía que vivía en su cuerpo y esperó a que Damon lo atacara.

La energía se volvió de un rojo muy vivo arrastrándose como si se tratara de un dragón de niebla moviéndose entre los riscos, la imagen trascendió hacia fuera de los riscos donde los hombres de Damon esperaban, todos observaron el gran fenómeno sabiendo que el mundo estaba a punto de cambiar y su primer instinto era alejarse.

En cuando a Damon, él miró la energía con una intención muy diferente.

– La tercera cosa que debes saber, es la más importante, en tu vida pasada una bestia consumió tu alma, no vivirás mucho tiempo, la energía en tu cuerpo y la energía de este jardín se está agotando, para detenerlo solo hay un método, te parecerá aterrador y barbárico, no temas, no puedo explicártelo todo, pero puedo decirte que tu alma, se formó gracias a esta técnica, no la veas como algo maligno.

La espada de Damon desapareció de su mano y en su lugar apareció una daga de hoja plateada con una serpiente de oro que iba desde la empuñadura hasta la punta separando ambos filos, la daga fue sostenida en su mano con gran seguridad, Sacer lanzó el inmenso dragón rojo contra Damon para separar cuerpo y alma, y de esa forma tomar posesión de su nuevo cuerpo.

Una sonrisa maliciosa se formó en el rostro de Sacer.

El choque entre ambos hizo que la tierra temblara, desde un extremo la figura invisible de Sacer se presentaba como un gigantesco dragón que cubría todas las rocas mientras que en el otro extremo se encontraba Damon, debido a la fuerza con la que fue golpeado sus piernas retrocedieron varios pasos y las rocas a su alrededor fueron destrozadas.

Pero eso fue todo, la destrucción que Sacer esperaba no ocurrió y de alguna forma la energía que debía atravesar la roca se detuvo como si estuviera siendo absorbida.

- No es posible, no es posible.

Lejos de detenerse o retraer la energía para salvarse, Sacer decidió empujar más allá y usar todo lo que había conseguido gracias a los tesoros que robó a través de Tai, el dragón aumento su tamaño y del otro lado Damon fue empujado contra la pared.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora