6.25 Usando a la protagonista como pretexto

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Nicolás se humedeció los labios – iré dentro para preguntar qué pasó, espera aquí – agregó al ver los escalones que tenía que subir para llegar a la entrada, subió y tocó un par de veces.

Un hombre vestido solo con ropa interior abrió la puerta y lo miró de arriba abajo antes de rascarse el ombligo – ¿buscas donde vivir?

– No aquí, mi amiga Aurora vive en el edificio y sus cosas están en la acera.

– Ella ya no vive aquí – cerró la puerta y Nicolás la detuvo con la mano.

– ¿Qué quiere decir?

– Esa chica me debe seis meses de renta y el idiota de su ex novio sigue causándome problemas, le dije que si no cambiaba su situación iba a correrla y esta tarde la vi salir con un hombre en una limosina, y dice que no tiene dinero, estoy cansado de que me vea la cara de idiota.

– No está – gritó Aurora y Nicolás se distrajo, la puerta fue cerrada casi llevándose uno de sus dedos – no está, tenía dinero guardado en este cajón y un par de aretes de mi abuela, no puedo encontrarlos.

Nicolás miró hacia arriba – creo que eso fue el pago de tu renta atrasada – no quiso agregar que Gregory tuvo un poco de culpa – acaban de desalojarte.

Aurora bajó la mirada – entiendo, buscaré donde quedarme – sonaba acostumbrada a las injusticias que rondaban su vida.

– Puedes quedarte en mi departamento.

– No, de ninguna manera, jamás podría pagarlo.

– Ya está pagado, tengo un contrato de cinco años y solo han pasado tres, además, si tú vives en mi departamento yo no tendría otra opción más que quedarme con mi novio – buscó su celular para enviarle un mensaje mientras sonreía de oreja a oreja.

– Estas usándome como pretexto para mudarte con tu novio.

– No, de ninguna manera, jamás podría hacerlo – siguió sonriendo.

Aurora todavía tenía frío, estaba descalza y mantenía el peso de su cuerpo sobre la pierna derecha por el dolor en su tobillo y comenzó a reírse – podría, quedarme un tiempo, sí tu novio está de acuerdo.

Las posesiones de Aurora no ocupaban mucho espacio, apenas cinco cajas, las subieron al coche y le pidieron al chofer que los llevara al centro, de vuelta en su edificio Nicolás dio varias vueltas para llevar las cajas afuera del elevador y las empujó dentro, Aurora se estaba sintiendo mal por no poder ayudar.

– Quinto piso – le dijo a Aurora para que ella presionara el botón.

Las puertas se cerraron.

– ¿No habrá problema?

– Le avisaré al dueño, su hijo es un amigo mío, tienen un reglamento sobre el ruido, pero las paredes son muy gruesas y hay pocas habitaciones en cada piso, necesitarías encender el estéreo a todo volumen para que te reporten, hay detectores de incendio – llegaron a su piso y las puertas se abrieron, Nicolás detuvo las puertas, ayudó a Aurora a salir y comenzó a sacar las cajas – hay un guardia de seguridad y un consejo, que no tengo idea de que hace porque jamás he tenido problemas, mi departamento es el 5A.

Después de escribir el código los dos entraron al departamento y Aurora miró el aspecto pulcro y ordenado, también el gran espacio, únicamente el baño era del mismo tamaño que su anterior habitación.

Se sintió aprensiva por estar quedándose, pero en ese momento estornudó y supo que, por lo menos, debía bañarse y cambiarse de ropa.

El mensaje de respuesta de Sebastián llegó muy rápido.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora