6.13 Una cita perfecta

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El camino hacia la oficina de Gregory Holt lo tenía memorizado, saludó a Olga y siguió adelante, encontró a Gregory sentado con las piernas cruzadas y su celular en la mano – dijeron que querías verme.

Gregory apartó la mirada de su celular y soltó un largo suspiro – sabrás que tenemos una situación importante. Cristina me aseguró que fue una coincidencia, Saye y ella fueron al mismo restaurante y se reunieron con personas distintas, después coincidieron en la salida.

– ¡Oh!, eso – se sentó y recargó los codos sobre el escritorio prestando mucha atención – entonces, ¿con quién comió Sebastián Saye?

La mirada de Gregory se agudizó.

– Curiosidad, podría ser importante, es la competencia, ¿no?

– Puede ser, no hay forma de saberlo, es un restaurante muy exclusivo, las habitaciones son privadas y los empleados herméticos, lo que me preocupa es que no haya sido una coincidencia, creo que Vanguardia está intentando robarnos a Cristina y están usando a Saye para seducirla justo en la temporada en la que finaliza su contrato.

Las manos de Nicolás se apretaron sobre la mesa.

– Por eso te llamé, pensamos tomar este asunto con diplomacia, si Cristina es feliz con su contrato no tendrá motivos para irse y ya que Vanguardia está usando a su mejor modelo masculino, la junta administrativa consideró que debía ser yo quien le hablara sobre la renovación de su contrato.

Nicolás comprendió una parte, pero no estaba seguro del resto.

– Tendré que llevarla a una cita, de tipo romántico.

En su mente la imagen de Cristina y Sebastián comiendo en la misma mesa ya se había formado y de pronto el rostro de Sebastián fue reemplazado por el de Gregory dándole una sensación de alivio, como si estuviera fuera de peligro – ¿Y necesitas ayuda?, le gustan los mariscos, deberías llevarla a un buen restaurante, y tienes que comprarle flores, le gustan las dalias, es alérgica a los girasoles, se molesta si no la recoges en una limosina y tiene una relación amor-odio con los chocolates, ¿quieres que te consiga la reservación?

– Eso no es, Nicolás – se interrumpió y estiró el brazo para tomar su mano – ¿entiendes lo que te estoy diciendo?, ¿estás bien con esto?

La idea de pronto golpeó su cabeza, Gregory era su novio y le estaba informando que tendría una cita romántica con una mujer, la misma cita que ellos en tres años jamás pudieron tener – estoy bien – extrañamente, no le molestaba – es algo que tienes que hacer, lo entiendo, es parte del trabajo – sonrió y se encogió de hombros.

Gregory lo notó un poco extraño – te lo compensaré, cualquier lugar al que quieras ir, solo tienes que pedirlo, o esta noche puedes ir a mi departamento, tiene tiempo que no cenamos juntos.

– Ya tengo un compromiso para hoy.

– Cancélalo.

– Imposible, será otro día, buena suerte – se soltó del agarre de las manos de Gregory y se levantó para irse.

No mintió por orgullo y tampoco por venganza, esa mañana después de arruinar el cepillo de dientes de Sebastián y regresar con un nuevo le prometió que subiría y prepararía la cena. No podía llamar para retractarse, la cena era su disculpa, su credibilidad se iría al drenaje si no cumplía, por lo tanto, no podía ir al departamento de su novio.

Él sin duda lo entendería.

Volvió al elevador subiendo y bajando sus talones mientras se balanceaba en espera de llegar a su piso.

Al verlo irse con una gran sonrisa, Olga tomó su celular y le envió un mensaje al señor Holt para informarle que las cosas entre su hijo y Nicolás iban bien.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora