5.13 Transmigración (1)

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Una gran serpiente se erigió mientras miraba a su presa y lanzó un ataque directo, atravesó un portal y este se cerró atrapándole la cabeza, todo su cuerpo se agitó y movió repetidamente, no podía sacar su cabeza del portal y no podía cerrar la mandíbula.

Una gran llamarada entró por su boca abierta y le atravesó el cuerpo quemándola, se movió una vez más enroscándose y cayó al suelo.

– Genial.

Habían pasado diez años desde que el castillo dorado cerró sus puertas y Saki no había cambiado mucho, a excepción de su cabello que era más largo y su ropa más oscura.

Dos años después de entrar al castillo y de almacenar una cantidad anormal de cristales, alcanzó el nivel cincuenta, resultó que era más sencillo de lo que había pensado, si se mantenía absorbiendo cristales, se daba un tiempo para asimilarlos, bebía tónicos de alta calidad y entrenaba, era un evento que tarde o temprano sucedería.

Así debían sentirse los ricos.

Su cuota mensual en la secta de la Luna era de cinco cristales, en el castillo dorado, consumía veinte al día.

Y no solo cristales, con todo el castillo a su disposición, nada de competencia y todo el tiempo del mundo, también cosechó infinidad de armas valiosas, plantas y objetos variados.

La serpiente se hundió en un portal que apareció en el suelo y llegó a otra habitación, Saki saltó detrás suyo y miró a las docenas de lobos negros con mechones rojos en la cabeza, ellos lo miraron con rabia antes de notar a la serpiente y entonces comenzaron a comer.

– Si, coman serpiente – pensó Saki – la carne de serpiente buena, mi carne es mala, serpiente buena, eso es, coman mucho – fue dando pasos de costado hasta que todos los lobos abandonaron su guarida y él abrió un portal.

No estaba robando, estaba haciendo un intercambio, tomó varios frutos rojos de una planta que crecía como enredaderas en las paredes y se fue de vuelta a la habitación con el espacio.

Resopló.

En diez años las tres semillas germinaron y crecieron en grandes árboles que ya alcanzaban los diez metros.

El árbol no solo creció satisfactoriamente, por su gran follaje el oxígeno era respirable si estaba a su alrededor y había menos tormentas y huracanes, cuando terminaran los cincuenta años, muy probablemente ese mundo sería un lugar habitable.

Sembró las semillas al pie de las rocas que estaban a poca distancia del árbol y regresó al castillo.

Las mariposas del castillo dorado no podían compararse con las mariposas normales, su sistema de defensa era un veneno almacenado en tentáculos que salían de su tórax, si querían usarlo, se aferraban a su presa y los tentáculos subían dejando pequeñas gotas de veneno que era absorbido por la piel, también eran capaces de abrir portales y migrar a cualquier otra habitación del castillo en caso de detectar peligro.

Ellas eran la razón por la cual las plantas en el castillo crecían en todas las habitaciones y de diferentes tipos.

Muy admirables, por desgracia, nada fáciles de atrapar.

Una gran flor brilló en el centro de la habitación y las mariposas volaron para posarse en los pétalos, el aroma que la flor desprendía era muy embriagador y después de unos minutos comenzaron a quedarse dormidas.

Saki saltó e hizo un pequeño baile de victoria, solo restó llevarlas al mundo caótico y dejarlas ahí para que se reprodujeran.

Con quince años en el castillo dorado, hizo un gran descubrimiento.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora