7.24 Confesión (2)

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– Lo que pasó en estos seis meses, yo puedo decírtelo – le dijo Helian con una expresión apagada – durante la cacería conocí a una mujer, Rebeca Sant, su familia prometió ayudarme a conseguir la técnica de las tinieblas y a cambio, me comprometí con ella.

La presión de Avis se fue al piso, pensó que Helian ya había reclutado a dos esposas, pero resultaron ser tres – no perdiste el tiempo, las promesas de un hombre como tú valen lo mismo que una piedra.

– Es cierto – admitió Helian y se humedeció los labios – quería ser la clase de hombre que estuviera a tu lado para cuidarte y terminé fallando miserablemente, por eso dejaste la tribu, pero jamás dejé de buscarte, terminé mi compromiso y crucé el continente para encontrarte, si te pierdo de nuevo me volveré loco – no podía dejarlo ir.

Sus palabras solo despertaron el rencor en el corazón de Avis – si desaparezco no tienes por qué preocuparte, ¿no tienes a dos mujeres detrás de ti?, después de que te consuelen me permitiré sentir lástima por ti.

– No – dio un paso al frente y Avis retrocedió ese mismo paso – acabo de conocer a la princesa de la tribu de tigres, ella estaba contigo, nunca nos habíamos visto antes y Angela, la única razón por la que le permití quedarse fue porque me dijo que podía encontrarte, si no fuera por eso, la habría dejado morirse a un costado del camino.

– Muy caballeresco, tus esposas se sentirán agraviadas.

– No hay otras esposas – gritó – eres el único en mi corazón, ¿por qué no lo entiendes?, dame la oportunidad de demostrártelo, nunca habrá alguien más – tiró de él y lo besó.

Liam lo apartó y le dio un puñetazo en el rostro.

Helian escupió sangre al suelo.

Avis miró al hombre que no dudó en golpear a su esposo y tragó saliva – no lo pregunté antes, ¿cómo te llamas?, ¿y qué papel juegas en todo esto?

– Me llamo Liam y soy tu esposo.

Helian comenzó a reír – si vas a aprovecharte de su amnesia, piensa en una mentira más creíble, Avis, te amo y te lo he demostrado cada día desde que nos conocimos, si estás molesto puedo entenderlo, pero no permitiré que te dejes engañar por un embustero – levantó la mirada.

– Tiene un punto, tú – giró para liberarse del agarre de Liam – demuéstrame que eres mi esposo, por ejemplo, ¿cómo te confesaste?

¿Confesarse?

En cada mundo, Liam siempre se confesó tarde, en el preciso momento en el que se encontraba con Dogo asumía que eran una pareja y olvidaba que debía informarlo, como si fuera la última línea de un correcto electrónico.

Posdata: somos pareja.

Jamás fue rechazado porque jamás hizo la pregunta, Damon lo drogó y lo llevó a la cama antes de que él descubriera su identidad, Saki se lanzó a sus brazos asustado y Nicolás literalmente se colgó de su cuello y lo llevó a la cama.

Todo después de esos eventos fue como seguir el curso natural de un río.

Una y otra vez fue Dogo quien lo encontró y él quien tiró de esa ventaja hacia una relación, se sentía tan obvio, ¡debían estar juntos!, no podía ser de otra forma, como si ambos estuvieran en diferentes caminos siguiendo rumbos diferentes y en el momento en que coincidieran en una intercepción, uno giraría y el otro se detendría.

Ver al Halcón besándolo de la misma manera en que él lo hizo tantos años atrás, era una justa venganza.

[Anfitrión]

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora