5.12 Árbol de vida

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El primer día fue como recibir un valde de agua fría y sufrir un resfriado, Saki estuvo recostado en su espacio apenas las luces se apagaron y las bestias y criaturas que estaba escondidas salieron a la superficie.

El segundo día lo pasó en la habitación con el espacio caótico, por lo menos Note no estaba ahí y él podía recargarse sobre las piedras a pensar en lo que haría.

El tercer día sintió hambre y cortó una lumia de su espacio. Gracias a ella, podía pasar tres días sin otro alimento consumiendo únicamente agua.

Pero no era suficiente.

Si solo se quedaba ahí recostado a esperar que los cincuenta años transcurrieran, su vida también acabaría, su única esperanza era alcanzar el nivel cincuenta de base, de esa forma su crecimiento se quedaría estancado y saldría del castillo sin tantas arrugas.

El problema

Su nivel era doce, la seta solo le dio un núcleo de fuego por lástima y le tomaría décadas llegar al nivel cincuenta.

El cuarto día improvisó una cama y una lampara.

El quinto día se quedó sin agua.

Suspiró.

Había un sabor amargo en su boca al pensar que bebería del agua donde él y otros tres hombres se bañaron, sin mencionar que ellos estaban desnudos y Sieno se negó a irse sin antes orinar sobre el lago.

– De ninguna manera – negó con la cabeza.

Pero, sin agua, moriría.

– ¡Quiero morir!

En un lugar tan silencioso, nadie respondía sus quejas, ni siquiera tenía sentido hablar, gritar o quejarse, si permanecía en silencio, no habría diferencia alguna.

Con una lampara de fuego abrió un portal a una de las habitaciones donde ya había estado, la encontró vacía, lo cual no fue una sorpresa, los cientos de visitantes se aseguraban de cosechar todo lo que sus anillos espaciales pudieran cargar antes de irse, siguió a la siguiente habitación y continúo de esa forma buscando agua, cristales o cualquier otro objeto que le ayudara a pasar el tiempo.

Nada valioso.

Llegó a la habitación con la gran grieta a su espalda y caminó abriendo portales cada veinte metros para avanzar más rápido sin dejar de observar las paredes, dio un paso y pisó algo extraño.

– ¡Ah!

Un cuerpo

Era el cuerpo carcomido de un hombre, a juzgar por el color de su ropa no pertenecía a alguna secta conocida y su muerte fue causada por animales, si hubiera sido un mago, se habría llegado los anillos y la cartera. Sonrió.

Anillos, cartera

¡Hurra!

Tomó tres anillos espaciales, una botella con una extensión de peso y espacio capaz de acumular hasta cien litros de agua y una bolsa con un objeto extraño y aplanado.

Quizá la insignia de una secta de bajo nivel. Se encogió de hombros, destapó la botella, limpió la boquilla y bebió. Muy refrescante, miró al cadáver y le sonrió – muchas gracias.

Como respuesta, el cadáver se movió justo a la altura de la entrepierna y Saki saltó hacia atrás, lo que salió de su pantalón fue, una – serpiente.

Tiempo para irse a otra habitación.

Tenía agua y varios cristales, viviría otro día.

La siguiente habitación que eligió fue la que tenía el piso blanco, en la parte de abajo donde vio las puertas, tenía la esperanza de que nadie más se hubiera topado con esa trampa, caminó hacia la primera y dio un paso al frente.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora