5.35 Cita

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– Te lo estoy diciendo, es el mejor lugar de la ciudad, no es fácil conseguir boletos, solo porque eres mi amigo te haré un descuento.

– Escuche, buen hombre, si quiere ir a divertirse, este es el lugar al que debe ir, tenemos comida, música

– El mejor espectáculo de este lado de la ciudad, no puede perdérselo

– Señor, señor

– ¿Cuánto?

Antes de que el vendedor pudiera explicarle el atractivo del restaurante bajo la luna creciente, Saki compró dos boletos y los sostuvo con las manos, adelante un grupo de comerciantes transportaban sandías y él compró una rebaja de tres por el precio de una, pagando el doble de la tarifa.

Liam miró las compras con los ojos muy abiertos – esa es, mucha fruta.

– Haré ensalada.

Ni siquiera haría preguntas – no tienes que preocuparte por las compras, te dije que podíamos comer en el restaurante.

– No me gusta comer todos los días ahí, quiero cocinar – comenzó a picar la sandía para hacer una ensalada de una sola fruta.

– Cuando la casa esté terminada podrás cocinar todo lo que quieras – le dio un beso en la frente y lo dejo continuar.

Las heridas del cuerpo de Liam se curaron en tres días, cicatrices que el Elliot original sufrió tantos años atrás fueron borradas, el medicamento que Dogo usaba bien podía compararse con los mejores productos de la tienda de su sistema, y si él estuviera despierto, le estaría recordando lo afortunado que era.

– Elliot, yo, compré boletos para un espectáculo, pensé, que podríamos ir esta noche, también es un restaurante, tiene música y hay bailarines, el hombre dijo que todos los días había un espectáculo y que era el mejor lugar de la ciudad.

Liam alzó una ceja, no sabía que hubiera un sitio como ese en la aldea y pensó en preguntar qué clase de lugar era, de no ser, porque Saki se veía extremadamente feliz.

Desde que Viola se fue, Saki se había mostrado muy distraído.

– Iremos.

Saki se emocionó en secreto y esperó a que llegara la tarde contando cada minuto hasta ese momento. Su ropa era común, no demasiado diferente del uniforme azul que usaba cuando era parte de la secta de la luna, los zapatos eran nuevos y se peinó del modo en que le enseñó Viola antes de irse.

Al caer la tarde, dejaron la posada para dirigirse al restaurante de la luna creciente.

Cortinas rojas, velas encendidas, meseras con velos sobre sus rostros y música de cuerdas desplegando un sonido envolvente y muy relajante, para ser un lugar que servía comida.

– Esta es – comenzó a decir Saki – esta se podría considerar una ci ta

– Buenas noches, ¿tienen reservación?

– ¡Aquí!

Caminando hacia el segundo piso hacia una mesa cubierta con cortinas donde la luz se perdía y junto a un jarrón de incienso encendido, Liam se cubrió el rostro con las manos – Saki, ¿dónde exactamente compraste las reservaciones?

– En la calle.

Una mesera les sirvió dos botellas de vino y Liam cubrió con su mano una de las copas para evitar que Saki la bebiera – te llevaré a la plaza, más tarde buscaré un restaurante diferente, vamos – le sujetó la mano y encontró cierta resistencia – Saki, tenemos que irnos.

– No quiero.

– Te prometo

– Es nuestra primera cita – lo dijo en voz muy alta y Liam volvió a sentarse para evitar llamar la atención – las parejas tienen citas, lo dijeron en la calle, y van a lugares lindos, este es un lugar lindo – sus manos se aferraron a la tela de la camisa de Liam sin querer soltarlo – no quiero irme.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora