4.32 Familia (3)

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La mirada de Angus se tornó fría y amenazante, en la mano derecha sostenía el instrumento para la guerra, un estropajo y en la izquierda un balde con agua y jabón.

Aldo mostró los dientes y Angus lo retó con la mirada, sin importar que su vida se perdiera, cumpliría la misión de bañar a ese niño.

Minus lo golpeó – nunca tuviste hermanos menores, vas a traumatizarlo.

El que no podía detener la risa era Damon, en ese momento lo único que evitaba que Aldo escapara, era él sujetándolo – tus tíos solo están jugando, nada malo te pasa

Aldo lo mordió.

– ¡Ah!

Ni siquiera Max había hecho eso.

– Maestro, tenemos que atenderlo, se va a infectar.

– ¿Es en serio?, no dejes que se vaya.

Aldo alcanzó a correr a la puerta del baño y se paró en seco, obstruyendo su única salida se encontraba una mujer enorme con el cabello negro y una expresión tranquila, irónicamente, sentía más miedo de ella y retrocedió muy lentamente de vuelta hacia la tina.

Miranda lanzó una mirada a los tres hombres adultos en el baño – largo, los tres – se arremangó el vestido – yo me encargaré.

Los tres huyeron del baño y Damon negó con las manos, una vez que su madre daba una orden, nadie quería ir en contra.

Del interior del baño se escucharon gritos y los tres hicieron lo que cualquier hombre digno haría, huir

Después de un largo viaje Liam fue el primero en darse una ducha en uno de los baños de la mansión más pequeños y salió secándose con la toalla – llegué hace dos horas y no me has dado la bienvenida.

– Sobreviviré – Damon se encogió de hombros – el chico que trajiste es muy interesante, ya le agrada a mi madre y eso no es fácil, ¿cómo lo encontraste?

– Robó algo valioso, tuve que seguirlo.

– Debió ser algo muy valioso.

Lo era.

Liam caminó hacia la silla en la que había dejado su ropa sucia, entre los bolsillos extrajo una caja de color azul marino – es, una antigua tradición – lo que había dentro, era una sortija – un símbolo que representa la unión de dos personas, es una

Las palabras resbalaron de sus labios.

– Demostración de afecto en

Damon se perdió la última parte de la declaración, tiró del rostro de Liam y lo besó profundamente, su corazón latía tan rápido que era doloroso y se encontró deshaciéndose del saco verde militar que traía puesto, la ventaja era que Liam ya estaba desnudo y todo lo que tenía que hacer era tirar de la toalla blanca atada a su cintura.

La punzada en su pecho se volvió más intensa y subió a su cabeza.

¡Mierda!

Damon empujó con las manos a Liam y se cubrió el rostro, la sangre que brotó de su nariz manchó su mano, Liam le levantó la cabeza y usó la toalla para absorber la sangre.

– Arruine el momento, ¿cierto? – sonrió, pero su sonrisa quedó oculta por la toalla.

– No hiciste algo malo Damon.

El sudor en su frente o la tez pálida no eran algo que pudiera ocultarse, la sonrisa en su rostro servía como distractor, pero lo cierto era que su enfermedad lo estaba consumiendo muy rápidamente.

Liam terminó de limpiarle la nariz y le acarició la mejilla – será mejor que descanses.

– ¡Es broma!, no he olvidado que me quitaste todas mis pinturas, tienes que hacerte responsable.

– Será otro día.

Damon agudizó la mirada – cumple con tu obligación o juro que me convertiré en un fantasma y te perseguiré.

Contrario a las primeras veces, Liam lo sentó sobre su regazo para no poner peso sobre su cuerpo, Damon sentía que se estaba meciendo y que gran parte del trabajo lo hacía la gravedad, sin ser tan salvaje como su imaginación, abrazándolo mientras lo besaba.

Quería decirle que no era tan débil, pero después de una sola ronda no tenía más energía y sintió que sus ojos se cerraban.

– ¡Qué patético! – se dijo a sí mismo.

Liam le dio un beso en la frente.

Una lágrima rodó por la mejilla de Damon al pensar que ya ni siquiera podía tener una relación normal – quería amarrarte a la cama – habló en voz alta – estaba esperando a que llegáramos a un lugar con una cama fija en lugar de un colchón y así podría sujetar tus muñecas, verter aceite sobre tu pecho, esa parte es importante y después te obligaría a rogarme.

– ¿Qué más? – le dio otro beso sobre los parpados.

– Alimentarte, haría que solo comieras comida preparada por mí, así podré engordarte y nadie aparte de mí te querrá.

Liam le sonrió – no suena tan mal para mí.

– Escogería tu ropa, no te dejaría usar ropa reveladora, te tendría en casa todo el día y de esa forma podría violarte cada vez que lo quisiera.

Liam tomó un paño para limpiarlo y sonrió al escuchar sus palabras – siento que tus planes nunca se cumplan, desde que te amo, es imposible que puedas violarme.

– No me subestimes, mientras te drogue y no puedas dar tu consentimiento, es violación.

– Interesante, ¿qué más?, aparte de violaciones, ¿qué otra cosa te gustaría hacer?, cosas como ir a una cita.

– Supongo, ¿hay un límite de peticiones?

– Todas las que quieras.

– Sexo en el exterior.

– Lo recordaré.

– En un lago, en un balcón, tal vez – se interrumpió al toser y Liam le ayudó a inclinarse, su respiración era entrecortada y al igual que una batería, su vida se agotaba – vivir juntos – cerró los ojos – en una isla, así evitaré que escapes.

Liam terminó de limpiarlo y lo cubrió con la sábana – no volveré a escapar – pensó mientras lo abrazaba – así que, por favor, deja de irte antes que yo.

– También quiero esto, abrazarte, si hace frío, recostarme a tu lado para calentar la cama y si hace calor, entonces tendrás que soportarlo porque de todas formas voy a abrazarte, dormir juntos cada noche por el resto de mi vida – inconscientemente había hecho una petición que sí podía cumplir – y cuando despierte, quiero ser lo primero que veas.

Liam sintió que había algo atorado en su garganta y se inclinó para besarlo – te prometo que en tu siguiente vida cumpliré todos tus deseos – lo besó.

Una semana después, Damon murió

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora