6.9 Cómo inició la relación (1)

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Terminando la sesión ayudó a recoger el equipo y barrer la nieve, sí podía pasar los siguientes veinte minutos sin que una bomba estallara, todo estaría bien y llegaría a tiempo a la tintorería para recoger la ropa de Gregory.

Se escuchó el sonido de un vaso de vidrio rompiéndose.

Junto a la barra de ensaladas y jugos Aurora estaba en el suelo, frente a ella se encontraba una de las modelos y parte de su vestido estaba cubierto por un líquido, a juzgar por el vaso en el suelo, debió ser jugo de naranja.

– Sabes cuánto cuesta mi ropa – le gritó.

Aurora quiso ponerse de pie para hacerle frente, a pesar de estar rodeada, en su rostro se podía ver que estaba lista para luchar, pero no podía pararse.

– Voy a hacer que pagues por esto, tú

Nicolás se interpuso sin decir una palabra y se agachó para quitar la bota de Aurora y revisar su pie y la torcedura que enrojecía la piel de su tobillo. Suspiró – te llevaré al hospital.

– Estoy bien – se quejó.

– Te preocupas por ella, ¡mi ropa se arruinó! – chilló la otra modelo.

– Tú chocaste conmigo – gritó Aurora – ni siquiera te toqué, pero dame un minuto y lo corregiré – trató de ponerse de pie y no pudo hacerlo.

Nicolás se despidió de su tarde tranquila y se acercó a Aurora para susurrarle – no hay cámaras aquí, y ese traje cuesta tres mil ochocientos, ¿quieres pagarlos?

Aurora extendió los brazos y lo abrazó para permitir que la cargara.

Nicolás la sacó del salón y llamó a un taxi, una hora después estaban en la sala de un hospital y el pie de Aurora estaba vendado – esa chica

– Le diré que tuviste una fractura, si quiere cobrarte, ella estará rompiendo una cláusula de su contrato que especifica que no puede estar involucrada en agresiones con otra modelo.

– Fue solo una torcedura.

Nicolás ladeó la cabeza.

– Me mentiste con lo de la cuenta de la tintorería, ¿cierto?

– Depende de cómo lo veas – se encogió de hombros.

Lejos de molestarse, Aurora comenzó a reírse – eres extraño, y agradable, ¿por qué dejas que te pisoteen?, te escuché al teléfono, organizaste todo desde la limpieza hasta los trajes y la comida cuidando las preferencias de todas esas mujeres, y las defiendes, pero ellas ni siquiera saben tu nombre y te tratan como si fueras un sirviente, ¿por qué quieres vivir de esa manera?

– ¿Debería hacer lo que tú?, golpearlos y huir.

La mirada de Aurora se volvió melancólica, era la clase de chica que había estado luchando toda su vida y en lugar de salir del agujero en el que estaba enterrada, cavaba más profundo, sentía que su lucha no tenía un final – las personas se aprovechan de ti cuando ven que eres débil, por eso actúo de esa forma, no quiero que me vean como alguien a quien pueden aplastar – su vida podía ser miserable, pero era de la forma en la que ella lo quería y no iba a rendirse, seguiría luchando, y una parte de ella le decía que la persona a su lado, era exactamente igual, por eso estaba tan confundida – ¿A qué le tienes miedo? – se animó a preguntar.

– No es miedo, tengo algo valioso que quiero proteger.

El aire frío entraba por su boca hacia su garganta, los músculos de sus piernas quemaban y al llegar a la colina la gravedad le jugó en contra, si no dejaba de correr, caería y se golpearía el rostro contra el pavimento.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora