1.9 Amor

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El surgimiento del príncipe Odcar del reino de Lle no representó una escena importante para Dogo, su porte alto, su figura estilizada, se suponía que venía del territorio salvaje de ese continente, pero su rostro estaba totalmente depilado sin un solo cabello fuera de lugar.

No era el tipo de hombre por el que se sentía atraído.

Sí tuviera que elegir, prefería la imagen descuidada del príncipe Igno.

Sí tan solo no fuera la entidad enviada a eliminarlo. Suspiró pesadamente.

– ¿No quieres quedarte a ver? – el renombrado príncipe Igno estaba recargado en una columna a su lado y lo ignoró, la escena que tendría lugar a continuación era Limei retando al príncipe Odcar, como una guerrera que pasó casi un año al frente del ejército del dragón negro, Limei era totalmente capaz de vencerlo, pero la sociedad todavía no aceptaba ver a una mujer actuando como un hombre y pese a sus deseos, ella terminó dejando la misión de derrotar al príncipe Odcar a cargo de su confiable guardaespaldas.

La batalla que debió tener lugar esa noche tendría que esperar dos años cuando finalmente ella cobraría venganza con su propia mano, al final la escena de esa noche ayudó a que el príncipe la subestimara y creyera que solo era una mujer débil que se escondía detrás de hombres poderosos.

– Lo hará bien – sentenció Dogo y miró al hombre a su lado, incluso la forma en la que lucía despreocupado era atractiva, cuando Dogo se sentía de esa forma lucía distraído y torpe, realmente la diferencia era muy grande.

Mierda, ¿no tiene un lado malo?

– ¿Tú, no quieres ver lo que sucederá? – Dogo sacó los pensamientos extraños de su cabeza y lo miró.

El príncipe Igno jamás aparto su vista ni miró a Dogo, solo respondió – No es necesario – acto seguido dio la vuelta y se marchó.

La discusión estaba a punto de tener lugar, Limei criticaría cada pequeño acto del príncipe Odcar mientras éste se preguntaría qué hizo para hacerla enfadar tanto, Dogo miró en esa dirección, pero no pasó mucho tiempo antes de que sus pies giraran para ir detrás del príncipe Igno.

Era una situación extraña, en cualquier otro momento el sentido común le diría que no debía ir detrás del hombre que trató de matarlo y que ahora lo arrojaba al desierto, pero no podía apartarse, todavía recordaba el momento en que ese hombre lo tocó y lo besó, su cuerpo no experimento alguna sensación de rechazo, por el contrario, casi podría decir que lo disfrutó.

Sí eso era posible, entonces, ¿ese hombre podría tocarlo directamente?, no solo por encima de su ropa, la emoción hizo que su corazón latiera con fuerza. El príncipe se detuvo y dio la vuelta, Dogo no se dio cuenta y siguió caminando por lo que terminó chocando contra él.

El general Estanced era un hombre alto, pero el príncipe Igno le sacaba una cabeza y al momento de chocar quedó descansando sobre el hombro del príncipe, al hacerlo aspiró un aroma muy especial, la mayoría de las fragancias que emanaban de un cuerpo humano eran desagradables, el suyo en cambio inundaba su cuerpo y lo dejaba con una extraña necesidad, quería olerlo por más tiempo.

Una mano lo despertó de su ensimismamiento de forma brusca y fue empujado contra la pared – ¿qué crees que estás haciendo?

Olfateando a un hombre, guardando ese aroma para siempre en su memoria, tocándolo, no, no importa de qué forma lo dijera, igual se escuchaba mal – eso no importa, tú ¿no deberíamos?

– Pensar en cómo resolver tú genial idea – el príncipe lo soltó y Dogo pudo sentir como la temperatura de su hombro era más alta que la del resto de tu cuerpo – no estoy interesado en enseñarte a gobernar, pero no tengo alternativa, descansaré un poco en tu mansión, después viajaremos de vuelta a Urbón, llevaré a mis hombres de confianza así que también necesitas preparar un lugar para ellos.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora