Los latidos de su corazón se escucharon con fuerza, el aliento en su nuca era muy caliente y se transformó en una lengua que le lamió el cuello provocándole escalofríos, la mano que sujetaba su pecho bajó hacia su cadera y se deslizó hacía sus muslos, se cubrió la boca para no hacer ruido, todo el tiempo pudo sentir el pene de Elliot frotándose contra su trasero.
Él
¡Estaba despierto!
Pensó que le bastaba con estar a su lado, pero no pudo, lo quería tanto que dolía y creyó que podría superarlo, fue a su espacio y pidió una droga para dejarlo dormido, la receta era confusa, así que vertió todo el concentrado y lo revolvió con el jugo, debería ser suficiente, a menos que hubiera usado demasiado y Elliot no fuera consciente de sus acciones.
Si era eso, solo por un momento, solo una vez, y pasaría el resto de su vida en celibato.
Se escucharon gemidos cerca de su oreja, la fricción era suave y muy caliente, sin darse cuenta separó las piernas y empujó la cadera hacia atrás acomodándose en rededor de esa sensación resbaladiza, las manos de Elliot le presionaron el pecho, el calor en su espalda, los gemidos en su oreja, la presión sobre su pecho, era demasiado, pero no era suficiente, quiso bajar sus manos para encargarse de sí mismo, pero antes de que pudiera hacerlo su pierna izquierda fue levantada, Elliot se levantó y pronto Saki se encontró mirando hacia el techo con las piernas abiertas y extendidas de la misma manera en la mostraba la imagen del libro.
– Espera.
Una mirada fría y una expresión llena de ansiedad hizo que se congelara, siempre supo que Elliot era un hombre atractivo, pero verlo de esa manera hacía que su corazón latiera.
– ¿Qué tanto quieres que espere?
Su mente era racional, eso era bueno – quiero cubrirme – tiró de la sábana – es vergonzoso, no mires.
Elliot se inclinó sobre él impidiéndole que tomara la sábana – te he visto desnudo muchas veces.
Era diferente, sus labios se fruncieron y desvió la mirada – eso eso, es porque no quiero, tú – no podía poner sus ideas en orden y quería golpearse la cabeza, quiso decir algo, pero la boca de Elliot cubrió la suya.
– Me gustas.
Se odió por dudar de él – lo siento, lo siento, lo siento mucho – sus ojos se llenaron de lágrimas e intentó aferrarse a los brazos de Elliot – en verdad, lo siento – sus pies se estiraron y sus manos se apoyaron sobre el suelo mientras Elliot se inclinaba hacia él para besarlo, era diferente a lo que había imaginado, era más caliente, más húmedo, más sofocante, dejó de pensar y permitió que la lengua de Elliot hiciera lo que quisiera con la suya, sus piernas se enrollaron y su espalda se arqueó.
Los gemidos que llenaban el aire eran los suyos y sus piernas se arqueaban, la parte inferior de su cuerpo estaba levantada y descansaba sobre el regazo de Elliot, su mente se nubló, apenas podía mirar el rostro de Elliot o estirar las manos hacia el punto donde ambos se frotaban.
Después de pocos minutos se dejó caer sobre el suelo, su pecho estaba cubierto del semen de ambos, era muy caliente, levantó la vista para ver a Elliot, pero él ya se había ido.
Quizá estaba molesto, tenía sentido, Saki faltó su confianza e hizo algo horrible al drogarlo, tenía que disculparse, tenía que prometer que no lo haría de nuevo y tenía que hacerlo rápido antes de que perdiera su oportunidad.
– Elliot
En las manos de Elliot se encontraba un pequeño tuvo de color azul con flores blancas, su mirada seguía siendo fría, pero al ver el objeto en sus manos Saki detuvo sus palabras.
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No soy un virus, soy un acosador (primera parte)
RomantizmDespués de invadir el sistema de un viajero de mundos, Dogo logró abrirse paso a un nuevo cuerpo y a una nueva vida. Esa nueva vida perfecta tiene un pequeño problema. - Por seducir al protagonista de esta historia y poner en peligro el mundo, voy a...