4.16 Siete días

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Siete días eran mucho tiempo.

– Sus técnicas eran excelentes, había más de treinta candidatos que querían ocupar el puesto de su discípulo, al final él me eligió a mi – el rostro de Lucios se sonrojó ligeramente – siempre me preguntó por qué lo hizo, soy demasiado torpe y mi pintura tampoco era tan buena, él dijo que había algo más importante que la habilidad, era el corazón.

Siete días eran una eternidad.

Esa mañana pensó que su relación con Angus era mala, pero él todavía era un sirviente leal que serviría a Damon hasta la muerte, cada vez que pensaba en él, recordaba que hubo un hombre en su primer mundo juntos que desempeñó ese papel, su nombre era Ceramo y era muy cercano a Dogo, en ese mundo, existía Angus, un hombre mucho más fuerte y más alto que además de sirviente era guardaespaldas.

Resultó que Angus sabía guardar resentimiento.

Después de que Lucios dejara de ser parte del ejército de Damon, oficialmente no había razones para ayudarlo o escoltarlo, los hombres fueron instigados por Angus para dejarlo atrás y a Liam no le quedó otra opción que acompañarlo, ya había tomado responsabilidad por él y ese era un error que no iba a poder borrar tan fácilmente.

Y tampoco lo haría en pocos días, hasta su llegada a los reinos justos, tenía que mantenerse al lado de Lucios justo al frente de la caravana y desde un punto donde no podía ver a Damon.

– Mi única vez en un barco fue una amarga experiencia, me la pase con medicamentos, no quería vomitar por la esquina del barco porque tenía miedo de caer y tampoco quería hacerlo en un barril, después de vomitar, tienes que quedarte con el aroma y eso te produce nauseas, es un círculo sin fin.

El tiempo se alargó eternamente, después de diversos mundos y tras conocer a una gran cantidad de personas, Liam jamás se encontró con un sujeto más insufrible que el propio Lucios, ese chico no hacía otra cosa durante el día que hablar de sí mismo, la tragedia de su vida desde crecer sin un hogar hasta abrirse paso por su cuenta en un mundo donde, el fuerte, gobierna al débil y todo lo que él tiene es un pincel para plasmar sus sentimientos.

Liam quería maldecir al sistema por no poder tener una lectura clara de Dogo.

[No todo es mi culpa, el virus se reescribe a sí mismo, sin una constante, me es imposible determinar el resultado de las variables]

A poca distancia el humor de Damon era negro y su rostro se cubrió de líneas negras, sí con la mirada fuera posible emitir un rayo, este apuntaría a la nuca de Liam y le atravesaría el cuello.

Por encima de su cabeza el dragón volaba y extendía sus alas, era una pena que el hombre al que había reconocido como padre no le prestara atención, estaba demasiado ocupado acusando mentalmente al príncipe Galian de promiscuo.

– El príncipe no se ve muy entretenido – dijo Minus en voz alta para que Damon lo escuchara, su conversación podía ir hacia Angus, pero en realidad quería mejorar el humor de su joven amo – solo veo a Lucios hablando, el príncipe no le responde – las orejas de Damon subieron.

– Tal vez él lo prefiere de esa forma.

Por arruinar su trabajo, Minus quería darle un golpe a Angus con su abanico, pero se compuso muy rápidamente – en mi opinión una conversación requiere que las dos personas hablen, de otra forma es un monologo, el príncipe podría estar aburrido o incluso dormido y nunca nos daríamos cuenta.

– A mí me parece que es un buen oyente.

El humor de Damon fue subiendo y bajando hasta que apretó los dientes y miró hacia atrás – hacen demasiado ruido.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora