7.30 Persecución

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Tres semanas pasaron muy rápidamente y se encontraban en la recta final del plazo de seis meses que Avis les dio.

En ese tiempo el grupo fue creciendo, el rumor de la mujer de la tribu de cuervos corrió muy rápidamente y varios guerreros se unieron solo por el gusto de ver pelear a la hermosa mujer de cabello negro e inmensas alas negras en su espalda.

Durante las noches cuando se organizaban en rededor de la comida, no se podía saber quién venía de cada tribu.

Irónicamente aquello que la reina araña perseguía, se logró, solo que varios siglos después y no con el villano que ella imaginaba.

Angela usó su poder para encontrarla mientras tomaba la mano de Helian.

Helian Lauren intentó distraerse entrenando, quería volverse más fuerte y mantenerse lejos de las dos mujeres que repentinamente se convirtieron en tres.

Angela, la princesa durmiente y una pequeña princesa muy saltarina más interesada en las dos primeras mujeres que en él.

Mujeres hermosas e intocables para cualquier hombre y que se mantenían a una distancia decente del hombre que las acompañaba, tal escena convertía a Helian en el hombre más odiado. Pero nadie pensaba en enfrentarlo, por la simple razón, de que no querían morir a manos de las tres esposas.

Angela tenía el entrecejo fruncido y gotas de sudor bajando por su frente, tras ubicar el sitio donde encontrarían a la reina araña se desmayó, la princesa Elisa y Nia corrieron a sujetarla a tiempo antes de que cayera al suelo, en ese estado Angela solo podía ver a las dos mujeres que la ayudaron mientras que su esposo permaneció indiferente.

– Hermana, ¿qué fue lo que te pasó? – gritó Nia muy cerca de su oído causándole migraña.

– Estoy bien, en estos días he estado usando mi poder demasiado y la reina araña es más rápida cada vez, no creo que pueda seguir haciéndolo – se estaba esforzando, su corazón sabía que lo estaba haciendo, y sin importar cuánto se esforzara, Helian no le agradecía ni reconocía su esfuerzo, solo se mantenía ahí, de pie, como si el simple hecho de no echarla ya se considerara un gran favor.

Su mirada se llenó de nostalgia.

Meses le ofreció agua – tienes que descansar, eres el miembro más importante de este grupo, sin ti, seríamos una turba enfurecida linchando arañas en los árboles – le sonrió.

Sus palabras fueron amables y la hicieron sentir mejor.

Helian no tuvo mayores pensamientos para las tres mujeres y se apartó, lejos de ese sitio, Meses lo siguió.

– ¿Planeas morir antes de ser amable?, Angela solo sigue con nosotros por ti y la necesitamos, ya es tiempo de que aprendas a ser agradecido.

– Si hago eso, Avis jamás volverá a mi lado.

Meses se lamentó por tener un primo tan idiota – Avis se casó, ¿qué necesitas para entenderlo?, sé que has mirado la palma de Liam, esa marca solo aparece después de la ceremonia de matrimonio y solo puede ser plantada por un liano.

- Cállate – le gritó empujando su puño contra el rostro de Meses, no llegó a golpearlo, se detuvo a diez centímetros, pero la fuerza de su ataque fue suficiente para empujarlo al suelo.

Meses sonrió antes de levantarse y limpiar la tierra de su pantalón – tu cabeza es tan grande porque tienes un melón metido por la nariz, no un cerebro – dio la vuelta maldiciendo el nombre de su primo. En su posición cualquier otro ya se habría ido y él lo sabía, lo ideal era volver a la tribu de mariposas antes de que su ventana de fertilidad se cerrara y se convirtiera en una mariposa de alas rotas, sí quería salvar el resto de su vida, debía volver a casa, encontrar a un hombre para casarse y tener hijos.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora