7.32 Hay que mudarnos

312 70 7
                                    

– ¡Sorpresa! – se esforzó por pensar en una buena frase, resultó que su esposo no sabía la verdad y no lo abandonó, pensando en eso tal vez fue un poco cruel al maldecirlo cada noche de los últimos cinco meses.

– Estás..., estás embarazado.

– Si, ya establecimos eso, no me inflé con aire, oye, ¿te encuentras bien?, te ves un poco pálido.

[Anfitrión, no olvide respirar]

Avis pensó lo mismo que el sistema y sacó un abanico de su espacio para enviarle aire – aquí hay una caja para que te sientes, pon la cabeza entre tus rodillas – agitó el abanico.

[Inhale, exhale]

Liam mantuvo la cabeza baja y comenzó a reírse, en su último mundo Nicolás no quiso decirle porque no quería adoptar, ni siquiera después de que sus mejores amigos lo hicieron, pensó que había abandonado esa idea o que no quería tener un hijo con él, no imaginó que lo vería de esa forma.

Su mano lo tocó lentamente – ¿cuánto tiempo?

– Ya que no nos vemos desde hace seis meses, tengo dos años de embarazo, ¿tú qué crees?

– Mi cabeza no está funcionando bien en este momento.

– Tampoco fue fácil para mí – mentira, la tribu de mariposas lo educó para esperar ese momento toda su vida, pero sentía un poco de pena por el hombre grande sentado delante de él – puede ser un poco abrumador al principio y sentirás mucha ansiedad, pero podrás superarlo. Te apoyaré.

– ¿Será niño o niña?

– No le he preguntado – debía dejar de dar respuestas ambiguas – soñé que era un niño.

Liam no podía dejar de abrazarlo.

El pequeño en el abdomen de Avis dio una pequeña patadita, era muy pronto para saber si estaba feliz o estaba alejando a su otro padre.

Joan esperó pacientemente hasta que escuchó silencio y entonces no pudo soportarlo más, abrió la puerta y los encontró a los dos abrazados – señora – corrió a unirse al abrazo.

... ... ...

Murmullos.

Sonidos de charla.

La noticia bailó entre los empleados de la tienda y se regó cuando llegó a los clientes. Dos días después de la llegada de Liam, toda la ciudad sabía que el esposo de la señora Samara había vuelto.

En esos meses desde que llegó a la ciudad muchos pensaron que era una prostituta que había quedado embarazada de un hombre casado y se vio obligada a mudarse.

Las personas eran muy imaginativas.

Todos esos rumores acabaron cuando el hombre a su lado con una máscara de mucha mejor calidad se paró a su lado, curiosamente las personas acertaron en los rumores, si se embarazo de un hombre casado, un hombre que estaba casado con él, que era muy alto, muy fuerte y causaba temor.

– Si, presumirte es lo mejor.

Liam no tuvo objeciones en usar la máscara que él le dio, pero estaba algo preocupado – ¿cuánto tiempo te quedarás aquí?

– ¿No te gusta?

– Prefiero un lugar donde no tengas que usar una máscara.

Si se mudaba tendría una casa para él solo y no tendría que estar usando esa máscara que cubría la mitad de su rostro, tampoco se preocuparía si alguien descubría que era un hombre y vería el rostro de su pareja.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora