6.17 La ropa correcta

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6.17 La ropa correcta

A la mañana siguiente Nicolás volvió a su departamento, para entonces en el departamento de Liam había un nuevo juego de toallas, dos cepillos de dientes y ropa de dos tallas diferentes en el armario.

Timothy Holt necesitaba ser ciego para no darse cuenta de los dos primeros – nunca eres tan irresponsable, ¿eres serio con esta mujer?

– Lo soy, y no es una mujer.

– ¿Qué quieres decir?

De camino a su trabajo Nicolás recibió una llamada de Leo – no sabía si debía llamarte – habló de inmediato – en una relación casual, ¿qué tan pronto puedes usar juguetes?

– ¿De qué tipo?

– Esposas, látigos, cosas como esas.

Leonardo tenía una paleta en la boca y dejó de chuparla – no hay un parámetro para eso, depende de cada pareja, si son abiertos simplemente dile, y si él está de acuerdo, adelante vaquero – dijo entre risas.

Timothy se dejó caer sobre el sillón – estás, estás saliendo con un hombre, ¿te has vuelto loco?, ¿tienes una idea de lo que esto le hará a la revista?

– No me interesa.

– Me interesa a mí – quiso golpear algo – por lo menos lo has mantenido oculto, déjame que hable con el chico primero, quizá pueda arreglarlo.

Liam no tuvo consideración por su mejor amigo los últimos quince años y le empujó el hombro golpeándolo contra la pared – ni si quiera lo pienses.

Esa era la primera vez que Timothy veía la mirada fría y amenazadora que Liam usó en tantos mundos y sintió que no conocía a su mejor amigo tan bien como pensó – ¿qué tan seria es tu relación?

– Voy a casarme con él.

– Déjame ver si escuché bien, dejaste ropa en su departamento, tuvieron una cena privada con sexo en la ducha y duermes casi todas las noches en su cama.

– Si – respiró lenta y profundamente llenando sus pulmones del aire puro de la mañana.

– ¿Planeas salir con él?, o, ¿ya sales con él?

– Claro que no, ya tengo novio, con él es solo sexo.

La gran fiesta que Vanguardia daría ya se vendía como uno de los eventos más importantes de la moda y las invitaciones eran muy valiosas, entre las modelos exclusivas de Nova, muy pocas tendrían la oportunidad de presenciar tal evento, entre las afortunadas había nombres reconocidos, como Cristina Niente que era la imagen oficial de la revista o Hugo Rales, que regresaba de grabar una película en el extranjero para presentarse a la fiesta.

Muy diferente era el estado de una de las invitadas cuyo nombre era desconocido.

Aurora Islas.

Nicolás cumplió con sus obligaciones, llevó a Aurora a una cita privada con Karla Mares, asistente de moda y su novio Gregory Holt.

Tres empleados de Nova para decidir el vestuario de una aspirante, entre más lo pensaba, más creía que era un error. Aurora era una chica muy autentica, demasiado para un entorno donde existía una jerarquía definida tan cruel.

Si Aurora iba a la fiesta, sería una presa lista para ser devorada – no me gusta esto, ¿tiene que ir a la fiesta? – susurró.

– Pensé que te agradaba.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora