4.13 Celos

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El primer pliego fue desenrollado, la imagen en la pintura era la de un hombre de piel muy bronceada con cicatrices en el pecho y brazos, alto y con una postura de desinterés, el segundo pliego era la imagen de un hombre de piel muy blanca con el cabello negro recortado, espalda ancha, barba descuidada, pose provocativa, el tercero era de un hombre delgado con el cabello largo cayendo sobre sus hombros y una gran cantidad de vello corporal.

Los siguientes pliegos eran similares a los anteriores, se podían fácilmente agrupar en tres tipos, representando las tres encarnaciones de Liam, el príncipe Igno, el capitán Harlock y el dragón.

Desechó la teoría del sistema de que Dogo y él se encontraran en tiempos diferentes.

En la cama Damon dormía plácidamente sin percatarse del peligro que corría su preciada colección, en el suelo el pequeño dragón que era más parecido a un perro se arrastró y lamió la mano de Damon que sobresalía de las sabanas, luego se echó a su lado.

De una forma inconsciente, él recordaba y esos mismos recuerdos lo llevaron a buscar hombres con rasgos similares. La mano de Liam se aferró a una esquina el pliego, Damon era un personaje de mente pervertida, pero sus acciones distaban mucho de esa personalidad, mirando los recuerdos que guardó de esos hombres, se sintió molesto.

El pequeño dragón despertó cuando Liam le acarició la cabeza y giró la cabeza hacia el hombre a su lado, un dragón era arrogante y soberbio por naturaleza, pero ese pequeño fue amarrado y doblegado desde su nacimiento y creció sintiéndose temeroso, ahora apenas se acostumbraba a tener las alas extendidas y a caminar libremente.

– Has tenido un mal comienzo – lo siguió acariciando, cuando fue un dragón se frotaba contra las paredes para rascarse el cuello y la espalda, el dragón reaccionó muy bien – buen chico, buen chico, necesito un poco de fuego.

Un par de horas después Damon se dejó caer sobre el suelo, sus preciadas pinturas fueron reducidas a cenizas, los pocos trozos que quedaban eran del cielo o de las paredes, era como si hubieran sido quemadas desde el centro y los únicos pedazos que sobrevivieron fueron las esquinas, sus ojos se llenaron de lágrimas pesadas, los años que pasó recolectando esas pinturas y el costo de cada una pasaron frente a sus ojos.

No todos los modelos aceptaron gustosos, por algunos tuvo que pagar grandes cantidades de dinero y por otros tuvo que esperar durante mucho tiempo, su gran sueño era tener una habitación circular con todos los pliegos colgados y una cama en el centro, así pasaría los últimos años de su vida.

Limpió sus lágrimas y buscó al príncipe Galian, él ya no estaba en la habitación y todavía había un líquido extraño corriendo por su trasero – maldito bastardo, vas a pagar por esto, todos los momentos felices que me robaste, me los voy a cobrar uno por uno.

Angus esperó una cantidad de tiempo razonable después de que el príncipe Galian dejó la habitación y entró para revisar a su maestro, lo encontró en el suelo cavando un pequeño agujero, al lado estaba un cofre con cenizas – maestro, lo ayudaré – se ofreció sin saber siquiera el significado de sus acciones.

El rostro de Damon se iluminó, juntos enterraron el pequeño cofre y les rindieron tributo a las pinturas.

Terminado ese capítulo de su vida, Damon se levantó – organiza a los hombres, partimos en dos horas.

– Si, maestro.

Lucios despertó en una habitación vacía, se sintió un poco molesto, si el príncipe Galian no iba a dormir ahí, bien pudo decirle, se habría ahorrado el problema de dividir la tienda y las sábanas.

La puerta de tienda se abrió, el príncipe Galian no se veía diferente de la noche anterior, miró a Lucios que acomodaba la habitación y ladeó la cabeza, Dogo jamás fue ordenado.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora