6.11 Un caballero

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Habían pasado tres años desde que comenzó a salir con Gregory y pocas cosas habían cambiado, seguía pareciendo un árbol de navidad después de ir a la tintorería, seguía escondiendo las colillas de cigarrillos, botellas de licor y seguía visitando su departamento sin permiso para hacer todo eso.

Esa noche Gregory entró y lo encontró en la cocina.

– Te estas quedando sin comida, no puedes vivir de pizza y hamburguesas.

Gregory rodó los ojos – prepárame una malteada.

– Enseguida – sacó la leche del refrigerador y comenzó a prepararla.

– Recibí un mensaje extraño de Cristina, quiere que no incluyamos las fotografías de Aurora, cuando Pietro las envíe, mándamelas.

Había una sola razón por la que una mujer como Cristina Niente querría obstaculizar a otra modelo y esa era, que la chica había sido demasiado buena, y Aurora lo fue, tan natural que era atemorizante.

Nicolás estiró los brazos hacia atrás tronando los músculos de su espalda, le llevó la malteada, sirvió la cena y recogió sus cosas – estaré trabajando en el diseño del catálogo, no vendré en un par de días, nos vemos – salió del departamento.

Al escuchar cerrar la puerta Gregory levantó la vista del celular y miró hacia la cocina, por lo general Nicolás haría un comentario sobre su interés en otra chica, se pondría molesto y al irse intentaría darle un beso, pero en esa ocasión tuvo el presentimiento de que, ni siquiera lo miró – ¡qué extraño! – prendió la televisión, tomó su malteada y llamó a una pizzería.

De vuelta en su edificio Nicolás se recargó en la pared del elevador, se moría por darse un baño.

Se escuchó una notificación.

= ¿Vendrás esta noche? =

Lo pensó muy seriamente antes de responder = cansado =

El elevador se detuvo, otra persona subió y él caminó por el pasillo hacia su departamento, al entrar de nuevo escuchó la notificación.

= ¿Es por el trabajo? =

= Si =

= Sube, seré un caballero =

Miró la pantalla por varios segundos sin comprender, pensó en llamar a Leo, pero eso era arriesgarse a recibir una patada en su próximo encuentro, al final escribió = sé más específico =

= Dormirás mejor en mi cama =

– ¡Dormir!

Lo pensó por un largo tiempo, las dos noches que fue al décimo piso se quedó a ¡dormir!, en la primera ocasión pudo respetar la sagrada tradición de pararse antes que su compañero y escapar sin dejar una nota, en la segunda se quedó dormido y desayunó.

Tal vez la cama era muy cómoda.

Si era así, podría descansar.

Se quitó los anteojos, miró el desastre de su cabello, la ropa fuera de moda y decidió darse un baño y cambiarse antes de subir.

Además del traje de aquella primera cita, Gregory le compró mucha ropa para diferentes ocasiones, una fue la fiesta de aniversario de la revista, el cumpleaños de su padre, su graduación, etcétera, ropa de calidad que solo usó una vez y repentinamente la estaba sacando de su espacio. Se peinó, usó loción, revisó su atuendo y respiró profundamente.

Tocó el timbre dos veces antes de que la puerta se abriera.

– Pensé que no vendrías.

Nicolás no envió un mensaje para notificarle – olvidé avisarte.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora