7.35 La vida sigue

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– Si lo recargas sobre el lado izquierdo escuchará los latidos de tu corazón, se sentirá tranquilo.

La boca de Avis estaba torcida en una gran mueca – cariño, ¿desde cuándo sabes tanto de bebes?

– Es..., tuve muchos hermanos, lo recuerdas.

[cof, cof], [mentiroso], [cof, cof]

Max tenía un mes y ya era el bebe más querido por todas las vendedoras de la tienda Samara.

Ni hablar de que se habían mudado para que la tribu de lobos no los encontrara, todas ellas, especialmente la tía Joan hacían su camino hasta la casa y tomaban turnos para cargar a Max que sonreía.

– Va a ser tan guapo, ¡mira sus ojos!

Ojos verdes, Avis estaba muy feliz.

– Déjame verlo, ¿quién es este niño tan hermoso?, tú mi amor, tú eres el niño más hermoso.

Muy hermoso, siendo su hijo, Max solo podía ser hermoso.

– Es igual a su padre.

Avis de nuevo asintió y de pronto se dio cuenta de algo, para la tienda, él era ella, es decir, que al hablar de lo hermoso y guapo que era, no hablaban de él sino de Liam.

De pronto estaba menos feliz y el aire se volvió viciado con un olor extraño.

Las tres mujeres coincidieron en regresar a Max con Avis para que le cambiara el pañal.

– ¿Qué esperaban? – se quejó y llevó a Max dentro de la casa – te lo diré ahora y lo repetiré mientras creces, tu pareja, ya sea un hombre o una mujer será solo uno – levantó su dedo índice – la palabra pareja viene de la palabra par, que significa dos – se contradijo – quiero decir, que tú eres uno y la otra persona es el dos.

Uno y dos..., era otra forma de llamar a lo que su hijo estaba haciendo al orinar su vestido.

Suspiró – eres el niño más lindo, esperaste a que papá cerrara boca, ¿cierto? – terminó de cambiarlo, puso una mano sobre su pancita mientras se quitaba el vestido con dificultad y sintió que había alguien a su lado.

Liam cargó a Max mientras él terminó de vestirse.

Desde que supo que estaba embarazado se preparó, su espacio no tenía recetas para bebes, así que tuvo que improvisar y adecuar muchas de las recetas, preparó jabones que no irritarían sus ojos, talco para que no se rozara por el pañal, humectante para las toallas limpiadoras, crema para su piel y todo lo que se le ocurrió.

Y Liam se veía más preparado, a primera vista no parecía que fuera su primer hijo, tenía todas las respuestas, sabía que a veces a los bebes les pica la espalda o que no debe dejar que les dé el sol y que no debe asustarse sí le vomita en la mano.

No se estaba quejando, en realidad sí se estaba quejando.

Se recargó y reclamó un abrazo también para él.

... ... ...

Algo que Helian no sabía, era que su esposa Angela solo podía usar su poder una vez cada determinada cantidad de tiempo dependiendo la energía que gastara y la reina araña fue muy demandante, lo que significaba que no podía buscar a Avis en cinco meses.

Sus gritos llenaron el bosque y sus ataques abrieron un gran claro en el bosque y dejaron cientos de árboles talados.

Angela, la princesa Eliza, la tigresa Nia y Meses se sentaron a esperar que su coraje terminara.

El príncipe Dor resopló – ¿estará así todo el día?

Meses se encogió de hombros – un día, dos días, depende de su estado de humor, no confiaría en que se le pasara pronto.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora