5.37 Lo lamento

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Después de anunciar la naturaleza de su nueva relación Saki entró a su habitación y tomó la almohada, fue cuidadoso al tomar la que tenía el olor de Elliot, después buscó la mayoría de su ropa, todo podía guardarse fácilmente en su espacio, excepto por la almohada, esa estaba en sus brazos donde podía olerla y ocultar su rostro al mismo tiempo.

– ¿Qué haces?

– Dormiré en otra habitación.

– No hace falta que hagas eso – Liam le tocó el hombro y Saki rechazó su toque.

– Es raro que los hermanos duerman en la misma habitación, tampoco tienes que poner tu mano en mi hombro, cintura, o en mi cabello todo el tiempo, me molesta – pasó a la parte de la casa que pertenecía a la torre, subió los escalones y entró en la primera habitación – quiero estar solo – azotó la puerta.

Después de todo el ruido hubo silencio.

Durante los siguientes días, apenas y hablaron.

Toque.

La puerta se abrió, Saki miró la bandeja de comida, tomó el plato que contenía fruta y volvió a cerrar la puerta atrapando la mano de Liam.

– Tienes que comer.

– Estoy bien con esto, no tengo hambre ahora.

– Saki, entiendo que estés molesto, pero no puedes descuidar tu salud.

– Nunca me he enfermado, gracias por preocuparte hermano – le cerró la puerta en la cara.

Después del fracaso, Liam resbaló con la espalda pegada a la pared hasta sentarse sobre el suelo y esperó en silencio por varias horas. Desde la primera vez que lo encontró, en su mente Saki ya era su pareja, nunca pensó que sus acciones no lo demostraran, simplemente lo asumió en su cabeza.

Saki tenía los ojos humedecidos, la almohada que abrazaba todavía olía a Elliot, pero no iba a ser así por siempre, un día iba a abrazar la almohada y solo encontraría el aroma a lavanda que usaban al lavar la ropa, sería como debía ser, como verdaderos hermanos que no necesitaban tocarse, solo compartir un techo.

– Dijiste que serías mío.

Al final, todo había sido mentira.

Se escuchó un golpe diferente al golpeteo de la puerta.

Esa era la primera vez que Liam se sentía tan molesto, frustrado y furioso, la sensación de haber roto aquello que con tanto ahínco había tratado de proteger resonaba en su pecho, golpear sus nudillos contra la pared de piedra solo fue una forma de ventilar su rabia.

Los siguientes días la situación entre ambos no mejoró, Saki dormía la mayor parte del tiempo y comía poco, se negaba a salir de su habitación y actuaba como si eso fuera suficiente para pasar un día tranquilo, cada vez que Liam salía, le avisaba esperando que al no estar en la casa Saki se animara a salir de su habitación, pero nada cambiaba, la puerta se mantuvo cerrada.

– ¡Día difícil!

– Semana difícil.

Isaac y Sarah Llara eran sus asistentes, después de aumentar su poder y conseguir algunos recursos con ayuda de su sistema, invirtió en negocios de artículos de primera necesidad y más tarde en una cadena de restaurantes.

No necesitaba preocuparse más allá de los disturbios sociales, las peleas entre sectas y las tendencias entre los nobles, no impactaba demasiado en la economía, no sobresalía, paga impuestos y nadie sabía que era dueño tanto de las tiendas como del restaurante, de esa forma no había enemigos que resaltaran y era famoso por ser un hombre viejo y tranquilo que solo esperaba mantener a su familia.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora