7.16 Destino

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Ya era de día.

Levantarse fue un poco doloroso, si pudiera jurarlo diría que su pareja predestinada extrajo la energía de su cuerpo directamente de sus entrañas, apenas y podía levantarse, su pie toco el suelo y se inclinó hacia un costado, si no lo hubieran sujetado, habría caído de la cama.

– ¡Ah!

– Es muy temprano, si quieres algo yo lo traeré.

– Necesito ir al baño – prefería encargarse de eso él solo.

– Te llevaré cargando.

– No, no hace falta, solo pásame mi ropa.

Había un asunto que debía tratar con suma urgencia. Entró a su espacio y miró al monje – tenemos un gran problema, explícame, ¿qué demonios es esto?

Un paquete fue colocado sobre la mesa en un golpe, se trataba de un paquete cuadrado de color plateado con una escritura muy extraña.

La otra noche el bastardo de Liam lo distrajo y usó un paquete igual a ese – no puedo quedar embarazado si lo que necesito se queda aquí – señaló el paquete – el objetivo del sexo es quedar embarazado, ¿qué clase de idiota pensaría en algo como esto?, ese bastardo, quiero matarlo.

El monje miró el paquete y desplegó varios números que correspondían con una gaveta, lo que había en esa gaveta eran varios paquetes de aguja.

Avis tomó uno de los paquetes y lo analizó muy detenidamente – ya veo, lo que sugieres es que lo pinche y extraiga una muestra directamente de la fuente, no sabía que podías ser tan salvaje – miró al monje que negó con la cabeza.

- Lo que debes pinchar es el paquete.

La aguja atravesó el paquete cuadrado y dejó un pequeño agujero visible a contra luz – ¿eso es todo?, ¿estás seguro?

– Muy seguro, debe guardarlos en un cajón junto con tubos de color azul.

Avis no se preguntó de dónde sacó el monje esa información, repasó el agujero y lo miró con una gran sonrisa – sabía que me ayudarías, siempre eres el mejor y si tuvieras un cuerpo te estaría abrazando.

Afuera del baño Liam esperó por Avis sin saber lo cerca que estuvo de ser pinchado.

La tribu de tigres era hermética y se encontraba oculta entre el bosque, no cualquiera podía adentrarse hasta los pilares de piedra ni hallar el camino sin enfrentar los peligros del bosque.

Avis pensó en usar los pendientes, sorpresivamente, Liam encontró el camino con facilidad.

– Muy impresionante, recuérdame aumentar tu salario.

Se escuchó un rugido y un hombre saltó a la parte más alta de una roca, su ropa era muy reveladora y llevaba una lanza en la mano – den la vuelta, este camino no está permitido.

Avis dio un paso al frente – soy la dueña del salón de relajación de Mitra, la señora Esmeralda – se señaló a sí mismo lamentando no estar usando un vestido ni maquillaje – la princesa Nia Uri me invitó.

La mención del nombre completo de la princesa hizo que el guardia dudara – esperarán aquí – ordenó.

Avis no insistió, era más problemático entrar a la fuerza, fue por eso que sus primeros planes fallaron, siempre era mejor que la princesa en persona les abriera la puerta – bien – aplaudió – esperaremos aquí – volvió a la carreta y miró a Joan – las tribus no tratan bien a los humanos, si alguien te trata injustamente, debes decírmelo.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora