4.17 Solo tú te quedarías dormido

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Damon no supo en qué momento se quedó dormido, sabía que se recostó sobre su cama con el brazo sobre su cabeza para que sus lágrimas fueran absorbidas por sus mangas, también sabía que en algún momento el dragón trepó a su cama y se recostó por un lado después de dar varias vueltas.

¿Qué pasó después?

Sus ojos se sentían irritados por haberlos tallado demasiado y su cuello y espalda estaban torcidos, miró al dragón que había aumentado su tamaño durante la noche con el cuerpo extendido, por la posición en la que estaba Damon se quedó dormido con una cola atravesada sobre su espalda lo que explicaba el dolor en sus músculos.

– Por lo menos uno de nosotros durmió bien.

Suspirar era lo único que le quedaba, la parte amable era que, si se concentraba en el dolor, no pensaría en lo que presenció la noche anterior.

– Idiota – se dijo a sí mismo.

El día apenas comenzaban y tenían un largo camino por delante.

– Angus, tráeme el medicamento.

Su voz fue escuchada no solo por Angus, también por Liam que llegó desde muy temprano y se levantó de prisa, Angus lo miró pensando sobre si debía dejar su sitio y entró a la tienda.

– Señor, sobre su orden de que nadie más lo moleste.

– ¿Qué parte no entendiste?

Liam se burló y empujó la cortina que protegía la tienda para mirarlo, con su presencia, el humor de Damon que ya era malo, empeoró.

– Dije que no quiero que me molesten.

– Pediste tu medicamento, ¿dónde te lastimaste?

Los dientes de Damon se apretaron al ver a ese hombre fingiendo preocupación y desvió la mirada – dormí mal y me torcí el cuello, no hagas un escándalo.

– Entonces te pondré el medicamento – dijo al intentar acercarse y Damon lo rechazó con un manotazo.

– No lo necesito.

Sentía que iba a arrepentirse, si no estaba con él, el príncipe Galian iría con Lucios, pero estaba demasiado molesto, sentía que si él se acercaba llevando consigo el olor de otra persona, él no lo soportaría.

Sin mejoras, el ejército reanudó su marcha, Liam deseó cabalgar a la par de Damon, pero su lugar era al frente escuchando la conversación unilateral de Lucios. En silencio deseó mejorar sus habilidades de comunicación, nunca tuvo problemas cuando se trataba de una misión, incluso sedujo mujeres por las que jamás tuvo algún interés, pero al encontrarse con las reencarnaciones de Dogo, se volvía torpe y en lugar de mostrar su lado más seguro y varonil, terminaba mostrando lo peor de él.

Al terminar el día, Liam escuchó las mismas palabras de la noche anterior, de labios de Angus.

– El maestro está ocupado, no quiere que lo molesten.

[Alerta, Anfitrión, si deja pasar más días sin hablar con él, el malentendido se hará más grande]

Liam lo entendía sin necesidad de la alerta de su sistema.

– No le has dicho que lo estoy buscando.

– No lo necesito, él dijo que estaba ocupado, me ordenó que le preparara el baño, usted no es su sirvienta y tampoco es uno de nosotros, no tiene permiso para entrar.

Una sensación extraña invadió a Liam – ¿hace cuánto tiempo te lo pidió?

Angus no respondió.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora