5.24 Licor

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Viola se sentó en uno de los sillones con una expresión compleja. Lo que sucedió en el castillo dorado no tenía precedentes, un mago robó todos los tesoros en el tiempo de un parpadeo y la única pista que tenía, era que antes de desaparecer, colocó un collar en el cuello de Saki

No había forma de rastrearlo y por causa de su atributo mental podía tener cualquier apariencia, hasta la de una anciana, a menos que dejaran a Saki en la plaza con un moño de navidad, él no aparecería.

Suspiró – si tan solo tuviera los pendientes.

– ¿Qué pendientes? – preguntó Liam.

– Un par de pendientes que te ayudan a ver el futuro, escuché rumores de que se ocultaba en el castillo dorado, pero no pude encontrarlo.

– ¿Qué tan conocido es?

Negó con la cabeza – imposible, físicamente es como cualquier otro par de aretes, sin marcas o rastros de magia, podría venderse en una barata y nadie lo distinguiría como un artefacto mágico, además, si ese mago lo estuviera usando, ya habría tocado tu puerta.

Un sonido de arrastre se escuchó y ambos miraron a Romeo rascando el suelo, Viola lo encontró muy adorable y quiso acariciarlo, pero él siguió rascando y haciendo líneas.

– ¿Quieres ir afuera?

No, no quería usar el pasto como baño, su humano interno lanzó un suspiro, salió de la casa hacia el jardín y regresó con una rama seca en el hocico para escribir sobre el suelo, una y otra vez formó la misma palabra.

¡Aroma!

Viola se levantó – puede cambiar su apariencia, pero no su aroma, eres un genio – lo abrazó – por eso los perros son mejores que los hombres, no te ofendas – agregó mirando a Elliot.

– No hay problema.

– Iniciaré la búsqueda, debe saber que Saki no ha dejado la ciudad, no deberíamos tener problemas para encontrarlo, con un poco de tiempo – acarició la frente de Romeo – ¿vendrás con nosotros? – le preguntó a Elliot.

– No, uno de nosotros debe quedarse con Saki para cuidarlo.

Romeo se sobresaltó y gruñó, sabía que dejar a Saki con él era un error, junto con su gruñido, sus ojos se llenaron de rabia.

La comisura de los labios de Liam subió en una sonrisa – cambié de opinión, tal vez pueda acompañarte – miró a Viola con una mirada ensoñadora y se acercó a ella de manera muy lenta y coqueta.

– Estupendo, cuidaré bien de ti.

Gruñido.

Romeo abrazó la cintura de Viola con una mirada llena de miseria y los ojos llorosos.

– Tranquilo, entre más seamos, será más seguro para ti.

Romeo negó moviendo la cabeza y suplicó.

Liam no planeaba hacerla la vida más difícil al protagonista de ese mundo, el pobre tenía suficiente tratando de conquistar a su pareja siendo un perro – mi presencia lo incomoda, no queremos que se distraiga, los esperaré aquí.

– Entiendo, si cambias de opinión – sacó de su anillo espiritual una insignia dorada – esto servirá para comunicarnos.

Viola dejó la casa con un Romeo muy feliz siguiéndola de cerca y los hombres y mujeres de su secta la acompañaron en su búsqueda.

Dentro de la casa, Liam volvió a la habitación y encontró a Saki dormido, ese comportamiento podía deberse al cansancio acumulado, por cincuenta años quedó atrapado en un mundo oscuro y solitario.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora