7.1 Yo termino este compromiso

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– Joven Orlan, Joven Orlan, su prometido ha vuelto.

Un adolescente sentado sobre la rama de un árbol se giró al escuchar esas palabras, llevaba un traje verde con bordados bastante femeninos y el cabello castaño claro cayendo en mechones sobre sus hombros, sus ojos eran verdes y su apariencia llamativa era más que hermosa, a primera vista se le compararía con un príncipe

Pero solo era el hijo de una familia de la tribu de mariposas.

– Joven amo, de prisa, tiene que darle la bienvenida.

Avis bajó dando un salto, sus pequeños pies aterrizaron sin problemas y caminó por el sendero de la colina, desde ahí se podía ver la procesión de los hombres y mujeres que regresaban de la cacería organizada por la secta Aurora, comparado con los más de tres mil que se marcharon, los que regresaban eran menos de quinientos.

En la parte frontal de esa caravana, se podía ver un gran carruaje de cortinas rojas, al verlas, Avis Orlan frunció el entrecejo.

Los jóvenes que se unieron a la cacería y que regresaban triunfantes eran muy pocos y había muchas familias con los corazones rotos, entre ellos se destacó una figura, Helian Lauren, la joven promesa de quince años y también, el prometido de Avis.

Del interior del carruaje Helian saltó hacia la calle y extendió su mano en dirección a la cortina, del interior emergió una delgada mano de piel muy blanca con un brazalete rojo que colgaba de su hermosa muñeca, todos los ojos se posaron sobre esa mano y al instante vieron a una mujer vestida de rojo con un velo que cubría su nariz y su boca, el velo no ocultaba su belleza sino que la resaltaba convirtiéndola en una especie de hada a los ojos de los hombres y ganándose la envidia de las mujeres. El viento sopló dejando que los cabellos rojos de la joven fueran mecidos y un agradable olor fue despedido de su cuerpo, los transeúntes se estremecieron.

Helian acompañó a la joven y buscó con la mirada, al ver a Avis, caminó hacia él.

Todos sabían que Helian Lauren y Avis Orlan estaban comprometidos, por lo que asumieron que la joven junto a Helian era una amiga.

Helian miró al prometido al que extraño por tres largos meses – Avis, ella es Rebeca Sant, es una compañera que me ayudó durante mi tiempo en la cacería y quiero que la conozcas.

Rebeca miró al joven a su lado vestido de verde y sonrió, un gesto tan amable y obvio que era posible verlo pese al velo que la cubría, ella agachó la cabeza y habló con una voz dulce y suave – joven Orlan, Helian me ha hablado mucho de usted, ansiaba conocerlo, espero que seamos buenos amigos

Avis miró de reojo a la mujer a su lado y pasó de largo ignorándola para fijar su atención en el prometido que volvía a casa, respiró profundamente y gritó llenando los oídos de todos los presentes – ¿qué mierda te dije justo antes de que te fueras?, pase lo que pase, no salves a la maldita pelirroja de la cascada, ¿eres idiota?, te dije lanza una cuerda, el jabalí hará el resto, ¿no hablé claro?, pedazo de imbécil, vas, salvas a la perra y regresas aquí con una sonrisa en los labios, ¿quieres que te la saque a golpes?

Los hombres que regresaban en la caravana y los espectadores habían escuchado rumores sobre lo mal hablado que era el joven de la familia Orlan, de pronto todos comprendieron porque una belleza tan grande era mantenida en casa evitando que los demás lo vieran.

El único que no estaba sorprendido era Helian – sé que rompí mi promesa, fue una situación complicada, te lo explicaré.

– ¿Qué tienes que explicar adultero de mierda?, ¿crees que voy a aceptar a esa puta como tu esposa?

El rostro de Rebeca no cabía de la sorpresa, los hombres que venían con ella estaban prestos con las espadas para asesinar al hombre que acababa de insultar a su señorita, ante esa situación ella se apresuró a interponerse – joven Orlan, lo ha malinterpretado, ese no es el motivo de mi visita.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora