4.30 Familia (1)

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Angus Minus y Remus llegaron a tiempo para mirar el cadáver de Sacer o del rey Saga Sea Galian, como hacía llamarse, y luego miraron a los dos hombres de pie junto a su cadáver, ninguno tenía una expresión de victoria o felicidad, sino más bien de derrota.

– Maestro

Damon dio la vuelta para limpiar la lágrima en su mejilla y sonrió – hicieron un buen trabajo, es hora de irnos antes de que alguien descubra que nos colamos en el castillo y asesinamos al rey.

Los tres asintieron y corrieron hacia la salida, Damon quiso hacer lo mismo, pero su muñeca estaba siendo sujetada.

Ante la vista de Liam, había una palabra escrita en letras muy rojas que era imposible de ignorar.

[ERROR]

[Anfitrión, este mundo no tolerará la existencia del virus]

Liam tragó saliva – ¿sabes lo que pasará ahora?

Por su expresión, era bastante obvio que Damon lo sabía – estoy más interesado por saber cómo es que tú lo sabes, eres extraño y te lo está diciendo el ángel pervertido – se encogió de hombros – esto pasaría tarde o temprano, puede que no tenga sentido, pero creo que era mi destino.

No lo era, Liam tenía en un apartado del sistema la historia original y sabía que el destino de Damon era luchar contra Sacer, perder, vagar por el mundo, adoptar un hijo y tener una larga vida hasta el día de su muerte cuando su hijo tomaría la venganza en sus manos y derrotaría a Sacer, para entonces ese mundo habría colapsado y miles de millones habrían muerto.

Tal parecía que, para evitar ese destino, el precio fue la vida de Damon.

Liam acortó la distancia y lo abrazó, en dos mundos lo había abandonado y ahora estaba experimentando las mismas sensaciones que Dogo debió soportar al ser dejado atrás.

Si la venganza era justa, entonces no podía pasar de nuevo.

Estar en esa posición era extraño, el cuerpo de Damon se sintió cálido, a pesar del olor a sudor y sangre en el que estaban cubiertos, de hecho, era una escena agradable – oye – pero debía terminar – será más complicado regresar a casa si no me sueltas.

¡Oye!

Quizá era un tema absurdo, pero no había reparado en ello – mi nombre, no lo has dicho ni una sola vez.

¿Eh?

En lugar de una advertencia, encima de la cabeza de Damon parecía haber un signo de interrogación – ¿de qué estás hablando?, te llame

El nombre del príncipe Edgar Galian, Damon no lo pronunció ni una sola vez, desde que él apareció, lo sujetó del cuello y lo llamó por pronombres casuales y muy poco amables, tragó saliva – príncipe, Ed, Edgar Galian.

¿Por qué nunca antes dijo ese nombre?

– Damon.

Sus rostros estaban muy cerca uno del otro, bastaba inclinarse un poco para que sus labios se besaran.

Tos seca.

Angus los miró a ambos, ninguno sabía por cuánto tiempo había estado de pie mirando con el entrecejo fruncido – maestro, tenemos que irnos.

Lejos de la ciudad en el campamento del ejército Amenfor, el escenario era muy diferente, los ejércitos de Sacer usaron los túneles preparados y se encontraron con bombas que derribaron la tierra, disminuyendo sus números ampliamente, el resto peleó en tierra usando la ventaja numérica y las posiciones altas, muchos murieron y habría seguido de esa forma si no fuera por la persona que llegó a terminarlo.

Un hombre alto de piel bronceada con la cabeza rapada y una barba crecida sonrió cuando vio llegar a Damon.

Ni en un millón de años, Damon se lo habría imaginado – Windo.

Windo Sia Amenfor, el primer maestro del clan Amenfor.

– Escuche que uno de mis hermanos fue al norte, no imaginé que se tratara de ti, Sea.

Odiaba su segundo nombre – soy impredecible, donde haya hombres apuestos ahí estaré.

– Eso es lo opuesto a impredecible.

A diferencia de Arameo, Windo era más sociable y al mismo tiempo, él más sanguinario, si no fuera porque Damon sabía que pronto moriría, habría jurado que sus días estaban contados.

– Me dirás ahora, ¿cuáles fueron tus motivos?

Liam vio el sudor frío de Damon y dio un paso al frente – primer maestro Amenfor, mi nombre es Edgar Mel Galian, príncipe de Lama, si me permite, puedo explicarle.

El rey de Lama había muerto y su hermano el príncipe Edgar se convirtió en el único culpable, para cuando los ejércitos de Erion y Fando llegaron, se toparon con una dura verdad.

Entre guardias y visitantes, todos confesaron que el rey tenía un par de semanas comportándose de forma extraña, las muertes de sus padres tampoco se explicaban y la gran cantidad de cuerpos en el castillo eran una muestra evidente de que algo había sucedido.

Liam volvió a la capital y enfrentó a la familia de Galian, con testimonios a su favor podía demostrar que el hombre al que todos conocían como Saga, en realidad era una entidad demoniaca que había tomado el cuerpo del joven tímido y desvalido.

En cuanto a Damon, había un lugar al que tenía que ir y partió primero.

Angus lo miró sin poder comprender lo que estaba pasando, a su lado Minus se cubría el rostro para ocultar las lágrimas con su abanico.

Damon rodó los ojos – me están avergonzando – ensilló su caballo – Arameo hará que mueran de hambre por temor a ser envenenados, y, Coran y Reguan no pueden protegerlos, estarán bien con Windo.

– Maestro – Angus bajó una rodilla al suelo – permítame seguirlo.

Minus lo imitó – joven amo, también quiero seguirlo.

No era una mala idea, por desgracia, el sitio al que Damon debía ir, no era uno que admitiera acompañantes – es un largo viaje, dejaré que me acompañen por un par de días, pero tendrán que prometer que al regresar irán con Windo.

La guerra entre sus hermanos por el título de líder del clan Amenfor sería larga, en ese momento todavía miraba a su hermano y se preguntaba qué tan seguros estarían sus hombres y qué pasaría cuando el ejército de Arameo los enfrentara.

Suspiró y terminó de ensillar a Daro – voy a extrañarte.

Se escuchó un grito.

– Quinto maestro

De la misma forma en la que lo haría un perro, el pequeño dragón saltó y se lanzó a los brazos de Damon, si no fuera porque Daro estaba detrás suyo, se habría golpeado contra el suelo, mirando al bodoque que se había vuelto más pesado sonrió – irás con mi hermano, te tratará bien.

Si el dragón entendía o solo era perceptible a la ansiedad en el pecho de Damon, no había forma de saberlo, se acurrucó y clavó las garras en la ropa de Damon con la firma señal de no irse.

– No estás siendo obediente.

– Maestro, si lo prefiere nosotros lo llevaremos cuando regresemos, el dragón está muy encariñado con usted, podría ser malo si son separados.

No era mala idea, solo por un tiempo podría abrazarlo y cuidarlo, Damon asintió.

– Joven amo, no le ha puesto un nombre.

Los ojos del dragón se abrieron y Damon pensó con mucha seriedad en un nombre adecuado, con una sonrisa un nombre llegó a sus labios – Max.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora