4.9 Una cena compartida

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El príncipe Edgar comenzó quitándose la armadura, el proceso fue lento por los numerosos cinturones, después se quitó la camisa y para terminar la camisa interna dejando su pecho desnudo expuesto y un fuerte olor a sudor.

Damon miró fijamente, había visto docenas de cuerpos más desnudos que eso y rara vez se puso tan nervioso, de pronto pensó que cada pequeña línea del cuerpo del príncipe Edgar era perfecta, si lo tuviera en una pintura no cambiaría un solo tinte, pero si fuera de esa forma, no podría tocarlo.

La herida estaba bajo el hombro izquierdo y se extendía hacia la espalda, claramente era la herida de una flecha que en algún momento atravesó la piel del príncipe.

– Angus, ve por el medicamento de mi equipaje.

Angus no respondió, él sabía que el medicamento de la botella blanca era sagrado, su maestro solo lo usaba en sí mismo y en ellos en ocasiones muy especiales, y en ese momento, estaba a punto de usarlo en un desconocido que había sido grosero con él. Al ver que no respondía, Damon lo miró fijamente y Angus bajó la cabeza – enseguida, maestro.

– Minus, tú tráeme un trapo y agua caliente.

– Enseguida, joven amo.

Lucios vio a los dos hombres irse y dudó – joven amo, ¿qué debería traer yo?

Tanto Damon como el príncipe lo miraron – come – dijeron los dos al mismo tiempo.

Damon ya había encargado lo que necesitaba y aunque necesitara algo más, no confiaba en Lucios para pedírselo, en cuanto al príncipe Edgar, él no quería que Lucios dejara su lado, sería peligroso perderlo de vista con su alma en mal estado, no quería que corriera peligro.

Lucios se encogió de hombros y siguió armando sus bocadillos y comiendo.

Damon se acercó al príncipe para observar la herida con más calma – debió ser doloroso.

– Algo.

Damon rodó los ojos – intentas parecer fuerte delante de – miró a Lucios y sonrió – puedes decirlo, en este mundo no hay como mitigar el dolor, eso tuvo que doler por un largo tiempo.

Liam se sintió un poco extraño cuando escuchó la frase ¡en este mundo!

No mucho tiempo después Angus llegó con la crema y junto a él, Minus con un balde que contenía agua caliente y un trapo.

– Buen trabajo – Damon tomó el trapo, lo exprimió y se dispuso a limpiar el pecho del príncipe.

Él le quitó el trapo de las manos – puedo hacerlo.

Damon se encogió de hombros – también necesitaré un trapo seco.

Viajar entre varios reinos con el tiempo exacto para llegar a los riscos antes de que Sacer se fuera dejó a Liam con poco tiempo para dormir o comer, bañarse dejó de ser una necesidad, el paño con el que se talló quedó sucio rápidamente y únicamente limpió el área de la herida.

Damon lo encontró divertido y le dio la vuelta a su dedo recordándole que también debía limpiar la espalda, y para eso, necesitaría ayuda.

Liam refunfuñó, humedeció el paño y se lo dio a Damon.

La marca en su espalda no era tan grave, Damon usó el paño para deslizarla por la piel bronceada y vio las gotas de agua deslizarse hasta la cadera del príncipe, tragó saliva y parpadeó varias veces recordándose que tenía una misión.

¿Cuál era?

Cierto, limpiar la herida.

Después de varios minutos de limpiar muy cuidadosamente llegó a una conclusión – después de colocarte la medicina no podrás mojarte, haré que te preparen el baño, podrás lavarte todo el cuerpo y volver aquí.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora