mañana te portaste muy bien conmigo y creo que a Howl le impresionó. Pero ya
sabes cómo es. No me dijo que podía quedarme, pero tampoco me dijo que no. Así
que intenté ser útil donde podía, como cuidando del dinero para que no se lo gastara
todo en cuanto lo recibía, y cosas así.
El conjuro soltó una especie de bufido y luego se produjo una ligera explosión.
Michael limpió el hollín de la calavera con un suspiro e intentó nuevos ingredientes.
Sophie empezó a ensamblar los triángulos azules en el suelo, a su alrededor.
-Cuando empecé cometí muchos errores estúpidos -continuó Michael-, pero
Howl se lo tomó muy bien. Creía que ya había superado esa etapa. Y pienso que le
ayudo con el dinero. Howl se compra ropa carísima, porque dice que nadie querría
contratar a un mago con pinta de no ser capaz de ganar dinero con su oficio.
-Eso es solo porque le gusta la ropa -dijo Calcifer. Sus ojos anaranjados
observaban a Sophie mientras trabajaba con expresión acusadora.
-Este traje estaba estropeado -dijo Sophie.
-No es solo la ropa -dijo Michael-. ¿Te acuerdas el invierno pasado cuando
no nos quedaba leña y Howl salió y compró la calavera y esa guitarra estúpida? Me
enfadé con él de verdad. Dijo que tenían buen aspecto.
-¿Y qué hicisteis sin leña? -preguntó Sophie.
-Howl conjuró unos troncos de alguien que le debía dinero -dijo Michael-. Al
menos eso es lo que me contó, y espero que estuviera diciendo la verdad. Y nos
alimentamos de algas marinas. Howl dice que son muy saludables.
-Están buenas -murmuró Calcifer-. Secas y crujientes.
-Yo las odio -replicó Michael, mirando absorto el cuenco con los ingredientes
triturados-. No sé, debería haber siete ingredientes, a menos que sean siete
procesos, pero vamos a probar con el pentáculo de todas maneras.
Colocó el cuenco en el suelo y dibujó con tiza una especie de estrella de cinco
puntas a su alrededor. El polvo explotó con una fuerza que hizo volar los triángulos
de Sophie hacia el hogar. Michael soltó una palabrota y borró rápidamente las líneas
de tiza.
-Sophie -dijo-. Estoy atascado con este conjuro. ¿Podrías ayudarme?
«Como si le estuviera llevando los deberes a la abuela», pensó Sophie,
recogiendo los triángulos y colocándolos de nuevo con paciencia.
-Vamos a ver -dijo con precaución-. Yo no sé nada sobre magia.
Con gesto impaciente, Michael le puso en la mano un papel extraño y brillante.
Parecía poco común, incluso para tratarse de un conjuro. Tenía grandes letras
impresas, pero ligeramente grises y difuminadas, y alrededor de los bordes se veían
unos borrones, como nubes de tormenta retirándose.
-A ver qué te parece -dijo Michael.
Sophie leyó:
Ve y atrapa una estrella fugaz,
recoge una raíz de mandrágora con un niño,
dime dónde están los años pasados,
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EL CASTILLO AMBULANTE
Teen FictionEste libro es para Stephen. La idea de este libro me la dio un chico durante la visita a un colegio, cuando me pidió que escribiera un libro llamado EL CASTILLO VIAJERO. Apunté su nombre y lo guardé en un lugar tan seguro que no he podido Encontr...