Miró al Rey fijamente. El monarca le devolvió la mirada. Aquello era un desastre.
-¿Está segura? -preguntó el Rey-. El Mago parecía muy dispuesto cuando
hablé con él.
Lo único que Sophie tenía en la cabeza era que había venido a ensuciar el hombre
de Howl, así que añadió:
-Mintió. No quería molestarle. Es tan escurridizo como una anguila, si sabe a lo
que me refiero, Su Majestad.
-Y espera escabullirse sin tener que buscar a mi hermano Justin -dijo el Rey-.
Comprendo. ¿Por qué no se sienta, ya que veo que no es tan joven, y me cuenta las
razones del Mago?
Bastante lejos del Rey había otra silla corriente. Sophie se acercó hasta ella
renqueante y se sentó con las manos apoyadas en su bastón, como la señora
Pentstemmon, esperando sentirse mejor así. Pero su mente seguía completamente en
blanco por los nervios. Lo único que se le ocurrió fue:
-Solo un cobarde enviaría a su anciana madre a suplicar en su lugar. Con eso Su
Majestad se puede dar cuenta del tipo de persona que es.
-Es una idea inusual -concedió el Rey con gravedad-. Pero le dije que le
recompensaría con creces si aceptaba.
-Ah, el dinero no le importa -dijo Sophie-. Pero la bruja del Páramo le causa
terror. Le ha puesto una maldición.
-Entonces tiene motivos para estar asustado -dijo el Rey con un ligero
escalofrío-. Pero cuénteme más sobre el Mago, por favor.
«¿Más sobre Howl?», pensó Sophie desesperadamente. «¡Tengo que ensuciar su
nombre!». Tenía la mente tan vacía que por un momento le pareció que Howl no
tenía ningún defecto. «¡Qué estupidez!».
-Pues es inconstante, atolondrado, egoísta e histérico -dijo-. La mitad de las
veces me parece que no le importa qué les pase a los demás, siempre que no le afecta
a él, pero luego descubro que ha sido de lo más considerado con alguien. Después
me da la impresión de que solo se porta bien cuando le conviene, pero entonces me
entero de que cobra de menos a los pobres. No sé, Su Majestad, es un lío.
-A mí me da la impresión -dijo el Rey- de que Howl es un truhán sin
principios, escurridizo, con un pico de oro y muy listo. ¿Está de acuerdo?
-¡Qué bien lo ha dicho! -dijo Sophie de corazón-. Pero se le ha olvidado
mencionar lo presumido que es y...
Miró con desconfianza al Rey a través de los metros de alfombra. Parecía
sorprendentemente dispuesto a ayudarle a ensuciar el nombre de Howl.
El Rey sonreía. Era la sonrisa ligeramente insegura que iba con la persona que
era, más que con el Rey que debía ser.
-Gracias, señora Pendragon -dijo-. Su franqueza me ha quitado un peso de
encima. El Mago accedió a buscar a mi hermano con tanta presteza que pensé que
había elegido a la persona equivocada después de todo. Temí que fuera una persona
incapaz de resistirse a alardear o que haría cualquier cosa por dinero. Pero usted me
ha demostrado que es justamente el hombre que necesito.
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EL CASTILLO AMBULANTE
Teen FictionEste libro es para Stephen. La idea de este libro me la dio un chico durante la visita a un colegio, cuando me pidió que escribiera un libro llamado EL CASTILLO VIAJERO. Apunté su nombre y lo guardé en un lugar tan seguro que no he podido Encontr...