a sus aprendices como a reyes, y serás muy feliz allí, además de aprender un oficio
útil. La señora Cesari es una buena clienta y amiga, y ha accedido a colocarte en su
casa como un favor personal.
Lettie soltó una carcajada que dejaba ver que no estaba contenta en absoluto.
—Vaya, muchas gracias —dijo—. Menos mal que me gusta cocinar.
Fanny parecía aliviada. A veces Lettie podía ponerse muy cabezota.
—Y ahora Martha —dijo—. Ya sé que eres demasiado pequeña para trabajar, así
que se me ha ocurrido algo que te proporcionará un aprendizaje largo y tranquilo
que te será útil para cualquier cosa que decidas hacer después. ¿Conoces a mi amiga
del colegio, Annabel Fairfax?
Martha, que era delgada y rubia, clavó sus grandes ojos grises en Fanny casi con
la misma determinación que Lettie.
—¿Esa que habla tanto? —preguntó—. ¿No es Bruja?
—Sí, lo es, y tiene una bonita casa con muchos clientes de todo el valle de Folding
—dijo Fanny entusiasmada—. Es una buena mujer. Te enseñará todo lo que sabe y
seguramente te presentará a mucha gente importante de Kingsbury. Cuando
termine contigo estarás bien preparada para la vida.
—Es simpática —admitió Martha—. De acuerdo.
A Sophie le pareció que Fanny lo había hecho muy bien. Lettie, al ser la mediana,
seguramente nunca llegaría muy lejos, así que Fanny la había colocado donde
tendría oportunidades de conocer a un aprendiz joven y guapo y vivir feliz para
siempre. Martha, que estaba destinada a labrarse su fortuna, contaría para ello con la
ayuda de la brujería y de amigos ricos. Y en cuanto a sí misma, no tenía la menor
duda de qué le esperaba. No le sorprendió lo más mínimo cuando Fanny dijo:
—Y ahora, Sophie, cariño, me parece lo más justo que heredes esta tienda cuando
yo me retire, ya que eres la mayor. Así que he decidido tomarte como aprendiza para
darte la oportunidad de conocer el negocio. ¿Qué te parece?
Sophie no podía admitir que se sentía resignada por heredar el negocio de los
sombreros. Le dio las gracias.
—¡Entonces todo arreglado! —dijo Fanny.
Al día siguiente Sophie ayudó a Martha a guardar su ropa en una caja y al otro la
vieron marcharse montada en una carreta, pequeña, erguida y nerviosa. El camino
hacia Upper Bolding, donde vivía la señora Fairfax, atravesaba las colinas v pasaba
junto al castillo del mago Howl. Era comprensible que Martha tuviera miedo.
—No le pasará nada —dijo Lettie.
Lettie se había negado a ayudar con el equipaje. Cuando la carreta desapareció en
el horizonte, Lettie metió todas sus pertenencias en una funda de almohada y le pagó
al criado del vecino una moneda de seis peniques para que la ayudara a llevarla en
una carretilla a casa de Cesari en la Plaza del Mercado.
Lettie marchaba detrás de la carretilla con un aspecto mucho más animado de lo
que Sophie había supuesto. La verdad es que daba la impresión de que se había
quitado de encima la sombrerería.
El chico de los recados regresó con una nota de Lettie que decía que había
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EL CASTILLO AMBULANTE
Teen FictionEste libro es para Stephen. La idea de este libro me la dio un chico durante la visita a un colegio, cuando me pidió que escribiera un libro llamado EL CASTILLO VIAJERO. Apunté su nombre y lo guardé en un lugar tan seguro que no he podido Encontr...