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que se desmayó fue Percival. Se cayó al suelo sin hacer ruido, y se quedó allí
acurrucado como si estuviera dormido. Lettie, pese al terror que sentía, corrió hacia
él y tuvo que retroceder cuando el espantapájaros dio otro salto y se detuvo delante
de Percival.
-Esta es una de las partes que me enviaron a buscar -dijo con su voz pastosa.
Se giró sobre el palo hasta quedar frente a Sophie-. Debo darte las gracias -dijo-.
Mi cráneo estaba muy lejos y me quedé sin fuerzas antes de alcanzarlo. Me habría
quedado para siempre en aquel seto si no hubieras venido tú y no me hubieras
insuflado vida con tus palabras -se giró también hacia la señora Fairfax y hacia
Lettie-. Os doy las gracias a las dos.
-¿Quién te envía? ¿Qué tienes que hacer? -preguntó Sophie.
El espantapájaros se dio la vuelta vacilante.
-Algo más -dijo-. Todavía me faltan partes.
Guardaron silencio, casi todos demasiado traumatizados para hablar, mientras
el espantapájaros se daba la vuelta a un lado y a otro. Parecía que estaba pensando.
-¿De qué forma parte Percival? -preguntó Sophie.
-Dejadle que se aclare -dijo Calcifer-. Nadie le había pedido que se explicara
hasta ahora... -se interrumpió de repente y se escondió hasta que casi no se veía
ninguna llamita verde. Michael y Sophie intercambiaron miradas alarmadas.
Entonces habló una nueva voz, salida de la nada. Se la oía amplificada y con
sordina, como si hablara desde dentro de una caja, pero no había duda de que era la
voz de la bruja.
-Michael Fisher -tronó la voz-, dile a tu maestro Howl, que ha caído en mi
trampa. Tengo en mi poder a la mujer llamada Lily Angorian en mi fortaleza del
Páramo. Dile que solo la dejaré marchar si viene él mismo a buscarla. ¿Entendido,
Michael Fisher?
El espantapájaros dio media vuelta y saltó hacia la puerta abierta.
-¡Oh, no! -gritó Michael-. ¡Detenedlo! ¡La bruja lo habrá enviado para
poderse colar aquí dentro!

EL CASTILLO AMBULANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora