-He dicho que bajes despacio las escaleras o no podré seguirte -le dijo Sophie.
Las rodillas le temblaban-. Los jóvenes vais como locos -añadió.
El joven la llevó más despacio y con más consideración por las escaleras
relucientes. A mitad de camino, Sophie se había recuperado lo suficiente de la
personalidad de la señora Pentstemmon como para poder pensar en algunas de las
cosas que le había dicho. Le había dicho que era Bruja. Curiosamente, Sophie lo
aceptó sin ningún problema. Le pareció que aquello explicaba la popularidad de
ciertos sombreros. Explicaba lo de Jane Farrier y el Conde Fulanito. Y probablemente
explicaba los celos de la bruja del Páramo. Era como si Sophie siempre lo hubiera
sabido, pero le hubiera parecido que no era apropiado tener talento para la magia
porque era la mayor de tres hermanas. Lettie había sido mucho más sensata para
esas cosas.
Luego pensó en el traje gris y escarlata y estuvo a punto de caerse por las
escaleras de la impresión. El encantamiento se lo había puesto ella. Se recordaba
murmurándole al traje: «¡Hecho para atraer a las jovencitas!». Y por su puesto así
había sido. Había encantado a Lettie aquel día en el huerto. El día anterior, aunque
un poco disimulado, debía de haber hecho efecto también sobre la señorita
Angorian.
«¡Ay, madre mía!», pensó Sophie. «¡Por mi culpa se han multiplicado el número
de corazones rotos! ¡Tengo que quitarle el traje como sea!».
Howl, con aquel mismo traje, estaba esperando en el recibidor blanco y negro
con Michael, que le dio un golpecito a su maestro con expresión preocupada cuando
la vio bajar las escaleras tan despacio detrás del paje.
Howl parecía triste.
-Pareces un poco cansada -le dijo-. Creo que será mejor que te saltes la visita
al Rey. Iré a ensuciar mi propio nombre y me disculparé por tu ausencia. Diré que te
has puesto enferma por mis maldades. Y por el aspecto que tienes, podría ser cierto.
Sophie desde luego no tenía ninguna gana de ver al Rey. Pero pensó en lo que le
había dicho Calcifer. Si el Rey ordenaba a Howl ir al Páramo y la bruja lo atrapaba,
las probabilidades de que Sophie volviera a ser joven otra vez se esfumarían.
Negó con la cabeza.
-Después de la señora Pentstemmon -dijo-, el Rey de Ingary me va a parecer
una persona normal y corriente.
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EL CASTILLO AMBULANTE
Teen FictionEste libro es para Stephen. La idea de este libro me la dio un chico durante la visita a un colegio, cuando me pidió que escribiera un libro llamado EL CASTILLO VIAJERO. Apunté su nombre y lo guardé en un lugar tan seguro que no he podido Encontr...