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otro mordisqueando un muslo de pollo. La sala estaba llena de gente que se conocía
bien entre sí y ella era una extraña. Fanny no ayudó mucho al interrumpir su
incesante charla con la señora Fairfax para decir:
¡Qué ropa más peculiar!
Martha tampoco se lo puso fácil. Había visto con que admiración la había
saludado Michael y se aseguro de que el muchacho no hablaba con nadie, más que
con día y con Sophie. Y Lettie ignoró a la señorita Angorian y fue a sentarse en las
escaleras con Percival.
La señorita Angorian pareció decidir enseguida que ya había tenido suficiente.
Sophie la vio junto a la puerta, intentando abrirla. Se apresuró a ayudarla,
sintiéndose muy culpable. Después de todo, la señorita Angorian debía albergar
sentimientos muy profundos por Howl si había venido hasta aquí.
-Por favor, no se vaya todavía -dio Sophie-. Iré a despertar a Howl.
-Ah, no, no lo despierte -dijo la señorita Angorian, con una sonrisa nerviosa-.
Tengo el día libre y no me importa esperar. Quería salir un poco a explorar afuera. El
ambiente está un poco cargado con ese fuego verde tan raro.
Aquello le pareció a Sophie la manera perfecta de deshacerse de la señorita
Angorian sin tener que hacer nada. Le abrió educadamente la puerta. De alguna
forma, tal vez debido a las defensas que Howl le había pedido a Michael que
mantuviera, el pomo se había girado con el púrpura hacia abajo. Fuera estaba la
bruma llameante de sol y bancos de flores púrpuras.
-¡Qué hermosura de rododendros! -exclamó la señorita Angorian con su voz
más ronca y temblorosa-. ¡Tengo que verlos! -y saltó inmediatamente sobre la
hierba.
-No vaya hacia el suroeste -gritó Sophie.
El castillo se deslizaba hacia un lado. La señorita Angorian enterró su bonito
rostro en un ramillete de flores blancas.
-No pienso alejarme mucho -dijo.
-¡Ay, madre! -dijo Fanny detrás de Sophie-. ¿Dónde está mi carruaje?
Sophie se lo explicó lo mejor que puedo, pero Fanny estaba tan preocupada que
Sophie tuvo que girar el pomo hacia el naranja y abrirla para mostrarle el camino de
la mansión en un día mucho más gris, donde el criado y el cochero estaban sentados
en el techo del carruaje comiendo salchichón y jugando a las cartas. Era la única
forma de que Fanny creyera que su carruaje no había desaparecido misteriosamente.
Sophie estaba intentando explicar, sin saberlo realmente, cómo una puerta podía
abrirse a varios sitios distintos, cuando Cal cifer se elevó entre los troncos, gritando:
-iHowl! -aulló, llenando la chimenea con llamas azules-. ¡Howl! ¡Howell
Jenkins, la bruja ha encontrado a la familia de tu hermana!
Se oyó un golpe violento en el piso de arriba. La puerta del dormitorio de Howl
crujió y Howl bajó a toda velocidad, apartando a Lettie y Percival de su camino.
Fanny soltó un débil grito al verle. Tenía el pelo de punta y los ojos colorados.
-¡Me pilló por mi punto débil, maldita sea! -gritó mientras atravesaba la
habitación como un rayo con las mangas al viento-. ¡Me lo temía! ¡Gracias, Calcifer!

EL CASTILLO AMBULANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora