6/5

221 32 0
                                    

trasera y Calcifer y yo tenemos que lidiar con todas ellas. -Odio a las infelices -dijo Calcifer-. Me mojan con su llanto. Las prefiero cuando están enfadadas. -A ver, vamos a aclarar las cosas -dijo Sophie, cerrando con fuerza sus puños nudosos sobre la tela colorada-. ¿Qué les hace Howl a estas pobres chicas? Me habían dicho que les devoraba el corazón y les robaba el alma. Michael soltó una risita incómoda. -Entonces debes de venir de Market Chipping. Cuando inventamos el castillo, Howl me mandó allí para manchar su reputación. Yo..., bueno, dije alguna cosa por el estilo. Es lo que suelen decir las tías sobre sus sobrinas cuando las conquista. Solo es cierto de forma figurada. -Howl es muy caprichoso -dijo Calcifer-. Solo se muestra interesado hasta que las jovencitas se enamoran de él. Después de eso, no les hace ni caso. -Pero no para hasta conseguir que lo quieran -añadió Michael con vehemencia-. Es imposible razonar con él hasta que lo logra. Siempre estoy deseando que llegue el momento en que la muchacha se enamora de él. Entonces las cosas mejoran. -Hasta que lo encuentran -intervino Calcifer. -Al menos podría tener la sensatez de darles un nombre falso -dijo Sophie con tono de indiferencia. La indiferencia era para ocultar que se sentía como una tonta. -Sí, siempre lo hace -dijo Michael-. Le encanta dar nombres falsos y hacerse pasar por otro. Lo hace incluso cuando no anda cortejando. ¿No te has dado cuenta de que es el Hechicero Jenkin en Porthaven y el Mago Pendragon en Kingsbury, además del Horrible Howl en el castillo? Sophie no se había dado cuenta, lo que la hizo sentirse todavía más tonta. Y eso la ponía de mal humor. -Está bien, pero sigo pensando que, ir por ahí haciendo infelices a esas pobres chicas es una maldad -dijo-. Se comporta como un desalmado sin sentido. -El es así -concluyó Calcifer. Michael acercó al fuego el taburete con tres patas y se sentó mientras Sophie cosía. Le contó así las conquistas de Howl y algunos de los problemas que habían tenido después. Sophie, mientras, hablaba al traje en voz baja. -Así que devoraste corazones, ¿eh, trajecito? ¿Por qué usarán las tías unas expresiones tan raras para hablar de sus sobrinas? Probablemente a ellas también les gustabas, querido traje. ¿Cómo te sentirías perseguido por una tía encolerizada, eh? Mientras Michael contaba la historia de una tía que no había podido olvidar, a Sophie se le ocurrió que probablemente era positivo que los rumores sobre Howl hubieran llegado a Market Chipping de esa forma. Podía imaginar que, de no ser así, alguna chica decidida como Lettie podría haberse interesado por él y terminar siendo muy infeliz. Michael acababa de sugerir que comieran algo y Calcifer había protestado como siempre, cuando Howl abrió la puerta de par en par y entró, más descontento que nunca

EL CASTILLO AMBULANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora