me lo has dicho antes? ¡Este perro es un hombre! ¡Y está en un estado terrible!
-Howl se giró sobre una rodilla, todavía sujetando el perro.
Sophie se encontró con la mirada de cristal de Howl y se dio cuenta de que
estaba enfadado, muy enfadado. Estupendo. Le apetecía una buena pelea.
-Podías haberte dado cuenta tú mismo -dijo, devolviéndole la mirada y
retándole a lanzar un ataque de lodo verde-. Además, el perro no quería...
Howl estaba demasiado enfadado para escuchar. Se levantó de un salto y
arrastró al perro sobre las baldosas.
-Sí, me hubiera dado cuenta si no hubiera estado pensando en otras cosas
-dijo-. Ven, voy a llevarte a ver a Calcifer -. El perro plantó las cuatro patas
peludas y Howl tiró de él, con mucho esfuerzo-. ¡Michael! -lo llamó a gritos.
Aquel grito en particular poseía ciertas características que hicieron que Michael
llegase a la carrera.
-¿Tú sabías que este perro es en realidad un hombre? -preguntó mientras
arrastraban entre los dos al gran perro escaleras arriba.
-No es un hombre, ¿no? -preguntó Michael, sorprendido y conmocionado.
-Entonces te has librado y la culpa es solo de Sophie -dijo Howl, arrastrando al
perro a través del armario de las escobas-. ¡Las cosas de este estilo son siempre
culpa de Sophie! Pero tú sí lo sabías, ¿verdad, Calcifer? -preguntó mientras
colocaban al perro delante de la chimenea.
Calcifer se retiró hasta quedar doblado hacia atrás sobre los troncos.
-No me lo preguntaste -respondió.
-¿Es que te lo tengo que preguntar todo? -protestó Howl-. Vale, debería
haberme dado cuenta yo solo. ¡Pero cómo eres, Calcifer! Comparado con cómo trata
la bruja a su demonio, tú tienes una vida asquerosamente fácil, y lo único que pido a
cambio es que me mantengas informado de las cosas importantes. ¡Ya van dos veces
que me dejas en la estacada! ¡Ahora ayúdame a devolverle a esta criatura su ver-
dadera forma ahora mismo!
Calcifer tenía un tono enfermizo de azul, inusual en él.
-Está bien -dijo enfurruñado.
El perro-hombre intentó escaparse, pero Howl colocó el hombro por debajo de
su lomo y empujó hasta conseguir que se levantara sobre sus patas traseras, en
contra de su voluntad. Entre él y Michael lo sujetaron.
-¿Por qué se resiste esta criatura estúpida? -jadeó Howl-. Esto parece otro de
los conjuros de la bruja del Páramo, ¿no te parece?
-Sí. Y hay varias capas -dijo Calcifer.
-Vamos a quitarle la parte del perro -dijo Howl.
Calcifer se elevó en una llama de azul intenso y crepitante. Sophie, que
contemplaba la escena desde la puerta del armario, vio que el perro lanudo se
desvanecía para tomar la forma de un hombre, después volvió a hacerse perro, luego
hombre, adquirió tintes borrosos y se fue haciendo más firme. Por fin, Howl y
Michael estaban sujetando cada uno un brazo de un hombre pelirrojo con un
arrugado traje marrón. Sophie no se sorprendió de no haberle reconocido. Aparte de
ESTÁS LEYENDO
EL CASTILLO AMBULANTE
Teen FictionEste libro es para Stephen. La idea de este libro me la dio un chico durante la visita a un colegio, cuando me pidió que escribiera un libro llamado EL CASTILLO VIAJERO. Apunté su nombre y lo guardé en un lugar tan seguro que no he podido Encontr...