Kingsbury para asistir a algún espectáculo de vez en cuando. Puedo transportar a
dos personas sin problemas, si lo hago despacio. Y en cada viaje solía visitar a la
vieja señora Pentstemmon. Le gusta que los antiguos alumnos se mantengan en
contacto. Y en una de esas ocasiones nos presentó al joven Howl. Estaba
muy orgullosa de él. También fue profesora del mago Suliman, pero nos dijo que
Howl era el doble de bueno...
—¿Pero no sabe la reputación que tiene Howl? —interrumpió Michael.
Participar en la conversación de la señora Fairfax era como entrar a saltar a la
comba. Había que elegir el momento exacto, pero una vez que se entraba, era fácil.
La señora Fairfax se giró levemente hacia Michael.
—Para mí que no son más que habladurías —dijo. Michael abrió la boca para
contradecirla, pero la cuerda siguió girando sin darle tiempo a hablar—. Y yo le dije
a Lettie: «Esta es tu gran oportunidad, cariño». Sabía que Howl podría enseñarle
veinte veces más que yo, porque no me importa reconocer que Lettie tiene mucha
más cabeza que yo, y podría alcanzar la misma categoría que la bruja del Páramo,
pero en buena. Lettie es una buena chica y le tengo mucho cariño. Si la señora
Pentstemmon siguiera enseñando, le mandaría a Lettie mañana mismo. Pero se ha
jubilado. Así que le dije: «Lettie, aquí tienes al mago Howl cortejándote y no sería
nada malo que te enamorases de él y le dejaras ser tu profesor. Podríais llegar lejos
los dos juntos». Me parece que al principio no le hizo mucha gracia la idea, pero
últimamente se ha ido ablandando y parece que hoy va todo estupendamente.
Entonces la señora Fairfax hizo una pausa para sonreír con benevolencia a
Michael, y Sophie se apresuró a intervenir:
—Pero alguien me había dicho que a Lettie le gustaba otra persona.
—Quieres decir que le daba lástima —dio la señora Fairfax—. Tenía una
desventaja terrible —susurró con intención—, y es pedir demasiado de cualquier
chica. Se lo dije a él. A mí también me da pena...
Sophie, confundida, consiguió emitir:
—¿Qué?
—... pero es un conjuro terriblemente poderoso. Es muy triste —continuó la
señora Fairfax—. Tuve que decirle que es imposible que alguien de mi nivel pueda
romper un hechizo de la bruja del Páramo. Howl podría, pero claro, no se lo va a
pedir a Howl, ¿no?
Entonces Michael, que no dejaba de mirar con nerviosismo a la esquina de la casa
por si Howl aparecía y los descubría, consiguió pasar por encima de la comba y
detenerla diciendo:
—Será mejor que nos vayamos.
—¿Estáis seguros de que no queréis entrar y probar mi miel? —preguntó la
señora Fairfax—. La uso en casi todos mis conjuros.
Y se lanzó otra vez con su chachara, en esta ocasión sobre las propiedades
mágicas de la miel. Michael y Sophie caminaron decididamente por el camino hacia
la puerta, con la señora Fairfax detrás, sin parar de hablar y colocando al mismo
tiempo las plantas que el perro había tronchado. Mientras tanto, Sophie se devanaba
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EL CASTILLO AMBULANTE
Teen FictionEste libro es para Stephen. La idea de este libro me la dio un chico durante la visita a un colegio, cuando me pidió que escribiera un libro llamado EL CASTILLO VIAJERO. Apunté su nombre y lo guardé en un lugar tan seguro que no he podido Encontr...