CAPÍTULO 14.

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"En el que un Mago Real pilla un resfriado"


SOPHIE VOLVIÓ A LA ENTRADA DEL CASTILLO que daba a Kingsbury en uno de los


carruajes del Rey, tirado por cuatro caballos. También iban en él un cochero, un paje y


un criado. Un sargento y seis soldados reales lo custodiaban. Y todo porque la


princesa Valeria se había subido al regazo de Sophie. Durante el corto trayecto de


vuelta a casa, su vestido todavía mostraba las húmedas marcas de la aprobación real


de Valeria. Sophie esbozó una sonrisa. Pensó que tal vez Martha tenía algo de razón al


querer tener niños, aunque diez Valerias se le antojaron un número excesivo. Cuando


la niña se le subió encima, Sophie recordó haber escuchado que la bruja había


amenazado a Valeria de alguna forma, y se descubrió diciéndole a la niña:


-La bruja no te hará daño. ¡No lo permitiré!


El Rey no había hecho ningún comentario. Pero había ordenado un carruaje real


para Sophie.


La caravana se detuvo con mucho ruido frente a la puerta del falso establo.


Michael salió disparado y se interpuso en el camino del criado que estaba ayudando a


Sophie a bajar.


-¿Dónde te habías metido? -quiso saber-. ¡Estaba tan preocupado! Y Howl


está muy disgustado...


-No me extraña -replicó Sophie aprensivamente.


-Porque la señora Pentstemmon ha muerto -dijo Michael.


Howl se asomó a la puerta. Se le veía pálido y deprimido.


Tenía un pergamino del que colgaban los sellos reales rojo y azul, que Sophie


observó sintiéndose culpable. Howl le dio al sargento una pieza de oro y no


pronunció ni una palabra hasta que el carruaje y los soldados se alejaron


repiqueteando. Luego dijo:


-He contado cuatro caballos y diez hombres solo para librarse de una anciana.


¿Se puede saber qué le has hecho al Rey?


Sophie siguió a Howl y a Michael al interior, esperando encontrase la sala


cubierta de lodo verde. Pero lo único que vio fue a Calcifer ardiendo en la chimenea


con su sonrisa violeta. Sophie se dejó caer en la silla.


-Creo que al Rey no le ha gustado que apareciera para ensuciar tu nombre. He


ido dos veces y todo ha salido mal. Y me he encontrado con la bruja del Páramo que


venía de matar a la señora Pentsemmon. ¡Menudo día!


Mientras Sophie contaba lo que le había pasado, Howl se apoyó en la repisa de la


chimenea con el pergamino en la mano, como si estuviera pensando en echárselo de


comer a Calcifer.


-Contemplad al nuevo Mago Real -dijo-. Mi nombre está sucio -luego se


echó a reír, lo que sorprendió muchísimo a Sophie y a Michael-. ¿Y qué le has hecho

EL CASTILLO AMBULANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora