Capítulo 15

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"En el que Howl asiste a un funeral de incógnito"

EL HOMBRE-PERRO SE ACURRUCÓ pesadamente sobre los pies de Sophie cuando


esta retomó la costura. Tal vez esperaba que consiguiera quitarle el conjuro si


permanecía cerca de ella. Cuando un hombre grande y con barba pelirroja irrumpió


en la habitación con una gran caja llena de cosas, y se quitó la capa de terciopelo para


convertirse en Michael, el perro-hombre se levantó y movió la cola. Dejó que Michael


le acariciase y le rascara las orejas.


-Espero que se quede con nosotros -dijo Michael-. Siempre he querido tener


un perro.


En cuanto Howl oyó la voz de Michael, bajó envuelto en la colcha marrón de su


cama. Sophie dejó de coser y agarró con cuidado al perro. Pero el animal también se


mostró cortés con Howl. Y tampoco puso objeciones cuando Howl sacó una mano


por debajo de la colcha para acariciarle.


-¿Y bien? -dijo Howl, despidiendo nubes de polvo al conjurar más pañuelos.


-Lo tengo todo -dijo Michael-. Y estamos de suerte, Howl. Hay una vieja


tienda a la venta en Market Chipping. Antes era una sombrerería. ¿Crees que


podríamos trasladar allí el castillo?


Howl se sentó en un taburete alto, como un senador romano con su túnica, y


reflexionó.


-Depende de cuánto cueste -dijo-. Me tienta la idea de cambiar hasta allí la


entrada de Porthaven. Pero no será fácil. Habría que mover a Calcifer, porque allí es


donde está realmente. ¿Qué dices tú, Calcifer?


-Hará falta una operación muy cuidadosa para trasladarme -dijo Calcifer.


Había palidecido varios tonos con solo pensarlo-. Creo que deberías dejarme


donde estoy.


«Así que Fanny ha puesto en venta la tienda», pensó Sophie mientras los otros


tres seguían hablando del traslado, ¡Ahí se veía la poca integridad que tenía Howl!


Pero lo que más le preocupaba era el extraño comportamiento del perro. Aunque


Sophie le había dicho muchas veces que no podía quitarle el conjuro, parecía que no


quería irse. Tampoco quería morder a Howl, y dejó que Michael le sacara de paseo


por Porthaven aquella noche y a la mañana siguiente. Al parecer, su objetivo era


formar parte de la casa.


-Yo en tu lugar me volvería a Upper Folding para conquistar a Lettie cuando se


recupere de lo de Howl -le dijo Sophie.


Howl se pasó todo el día siguiente entrando y saliendo de la cama. Cuando


estaba acostado, Michael no hacía más que subir y bajar escaleras. Cuando estaba


levantado, Michael corría de acá para allá midiendo el castillo con él y colocando


puntales de metal en las esquinas.

EL CASTILLO AMBULANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora