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-Vinimos en un coche de postas en cuanto amaneció -dijo la señora Fairfax-,
y hemos traído... ¡Santo Cielo! ¡Si es Fanny!
Soltó su asa del cesto y corrió a abrazar a Fanny. Lettie soltó la suya y corrió a
abrazar a Sophie. Con tantos abrazos, gritos y exclamaciones, a Sophie le pareció un
milagro que Howl no se despertase, pero sus ronquidos se oían incluso por encima
de todo el alboroto. Tendré que marcharme esta noche, pensó. Estaba demasiado
contenta de ver a todo el mundo como para marcharse antes.
Lettie estaba muy encariñada con Percival. Mientras Michael colocaba el cesto
sobre la mesa y sacaba paquetes de pollo, vino y tartas de miel, Lettie se agarró al
brazo de Percival con un gesto posesivo que Sophie no llegaba a aprobar, y le hizo
contarle todo lo que recordaba. A Percival no parecía importarle. Lettie estaba tan
hermosa que a Sophie no le extrañó.
-Cuando llegó no dejaba de convertirse en hombre y luego en distintos perros e
insistía en que me conocía -le contó Lettie a Sophie-. Yo sabía que no le había visto
en mi vida, pero dio igual -le dio una palmadita en el hombro a Percival, como si
todavía fuese un perro.
-¿Pero conocías al príncipe Justin? -preguntó Sophie.
-Ah, sí -respondió Lettie sin darle importancia-. Llegó disfrazado con un
uniforme verde, pero no había duda de que era él. Sus modales eran elegantes y
cortesanos, incluso cuando estaba molesto por lo de los conjuros de búsqueda. Tuve
que hacerle dos tandas porque siempre mostraban que el mago Suliman estaba entre
Upper Folding y Market Chipping y él juraba que eso no podía ser. Y mientras yo los
preparaba, no dejaba de interrumpirme, llamándome dulce dama con un tono
sarcástico, y preguntándome quién era yo y dónde vivía mi familia y cuántos años
tenía. ¡Pensé que era un caradura! ¡Antes preferiría al mago Howl, y ya es decir!
Para entonces estaban todos comiendo pollo y bebiendo vino tranquilamente.
Calcifer se mostraba muy tímido. Se había reducido a unas llamitas verdes y nadie
parecía verlo. Sophie quería que conociese a Lettie e intentó hacer que saliera.
-¿Es ese de verdad el demonio que controla la vida de Howl? -preguntó Lettie,
mirando a las llamitas verdes con incredulidad.
Sophie levantó la vista para asegurarle a Lettie que Calcifer era real y vio a la
señorita Angorian en la puerta, con aspecto tímido y confundido.
-Oh, perdonen. He venido en mal momento, ¿no es así? -dijo-. Solo quería
hablar con Howell.
Sophie se levantó, sin saber muy bien qué hacer. Estaba avergonzada de cómo la
había echado la última vez. Había sido solamente porque sabía que Howl la estaba
cortejando. Por otra parte, eso no quería decir que tuviera que caerle bien.
Michael le facilitó las cosas a Sophie saludando a la señorita Angorian con una
gran sonrisa de bienvenida.
-Howl está dormido en este momento -dijo-. Entre y tómese un vaso de vino
mientras espera.
-Qué amable -aceptó la señorita Angorian.
Pero era evidente que no estaba contenta. Rechazó el vino y paseaba de un lado a

EL CASTILLO AMBULANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora