muchísimo -cogió la calavera y le sacó un aro de cebolla de la cuenca del ojo-. Ya veo que Sophie ha estado muy ocupada de nuevo. ¿No podías haberla controlado, amigo mío? La calavera movió los dientes. Howl pareció desconcertado y la dejó en su sitio a toda prisa. -¿Pasa algo? -preguntó Michael lleno de sospechas. -Pues sí -respondió Howl-. Tendré que encontrar a alguien que ensucie mi nombre ante del Rey. -¿No ha funcionado bien el conjuro para los carros? -preguntó Michael. -Al contrario, ha funcionado perfectamente. Y ese es el problema -dijo Howl, haciendo girar inquieto el aro de cebolla en un dedo-. El Rey está intentando que me comprometa a hacer otra cosa. Calcifer, si no tenemos cuidado, me va a nombrar Mago Real. Calcifer no respondió. Howl acudió junto al fuego y se dio cuenta de que estaba dormido. -Despiértale, Michael -dijo-. Necesito consultarle una cosa. Michael le echó dos troncos a Calcifer y le llamó. No hubo respuesta, excepto una delgada espiral de humo. -jCalcifer! -gritó Howl. Aquello no sirvió de nada. Howl le dirigió a Michael una mirada confundida y cogió el atizador, cosa que Sophie no le había visto hacer nunca-. Lo siento, Calcifer -dijo, pinchando bajo los troncos que quedaban por quemar-. ¡Despierta! Una gruesa nube de humo se elevó en el aire. -¡Déjame en paz! -gruñó Calcifer-. Estoy cansado. Al oír esto, Howl pareció muy alarmado. -¿Qué le pasa? ¡Nunca lo había visto así! -Creo que ha sido el espantapájaros -dijo Sophie. Howl dio media vuelta sobre las rodillas y la taladró con sus ojos de vidrio. -¿Qué has hecho ahora? No dejó de mirarla mientras Sophie se explicaba. -¿Un espantapájaros? -preguntó-. ¿Calcifer accedió a llevar el castillo más deprisa por un espantapájaros? Querida Sophie, haz el favor de decirme cómo consigues que un demonio del fuego te obedezca. ¡Me encantaría saberlo! -No le he obligado -contestó Sophie-. Me he asustado y le he dado. -Se ha asustado a Calcifer le ha dado pena -repitió Howl-, Mi querida Sophie, Calcifer nunca siente lástima por nadie. En fin, espero que disfrutes de las cebollas crudas y del pastel de carne para la cena, porque has estado a punto de acabar con Calcifer. -También está la tarta -dijo Michael, intentando poner paz. La comida pareció mejorar algo el ánimo de Howl, aunque no dejó de mirar con preocupación los troncos sin quemar de la chimenea durante toda la cena. El pastel de carne frío estaba bueno y las cebollas quedaron bastante sabrosas cuando Sophie las bañó en vinagre. La tarta estaba exquisita. Mientras se la comían, Michael
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EL CASTILLO AMBULANTE
Teen FictionEste libro es para Stephen. La idea de este libro me la dio un chico durante la visita a un colegio, cuando me pidió que escribiera un libro llamado EL CASTILLO VIAJERO. Apunté su nombre y lo guardé en un lugar tan seguro que no he podido Encontr...