capítulo 1 parte 6

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Sophie tuvo que ponerse un modesto traje gris y ayudar en la tienda también. Pero la
demanda era tanta que entre cliente y cliente se dedicaba a adornar sombreros y
todas las tardes se los llevaba a casa, en la puerta de al lado, donde trabajaba a la luz
de un quinqué hasta bien entrada la noche para tener sombreros que vender al día
siguiente. Los sombreros verdes como el de la esposa del alcalde estaban muy
solicitados, al igual que los bonetes rosas. Y entonces, la semana antes de la fiesta,
alguien entró pidiendo el de color champiñón con fruncidos, como el que llevaba
Jane Farrier cuando se fugó con el conde de Catterack.
Aquella noche, mientras cosía, Sophie tuvo que admitir que su vida era bastante
insulsa. En lugar de hablar con los sombreros, se los fue probando todos al
terminarlos, mirándose en el espejo. Aquello fue un error. Aquel severo traje gris no
le sentaba bien, especialmente con los ojos enrojecidos de tanto coser. Y como tenía el
pelo de color paja rojiza, ni el verde ni el rosa le quedaban bien. Y el de los fruncidos
color champiñón le daba un aspecto sencillamente horroroso.
—¡Como una vieja solterona! —dijo Sophie.
No es que quisiera fugarse con un conde, como Jane Farrier, ni siquiera quería que
la mitad del pueblo le pidiera matrimonio, como a Lettie. Pero quería hacer algo, no
estaba segura de qué, algo que fuera un poco más interesante que adornar sombreros.
Pensó que al día siguiente sacaría tiempo para ir a hablar con Lettie.
Pero no fue. O le faltaba tiempo o fuerzas, o le parecía que la Plaza del Mercado
estaba muy lejos, o recordaba que si iba sola estaría en peligro a causa del mago
Howl. Fuera lo que fuese, cada día le parecía más difícil ir a ver a su hermana. Era
muy extraño. Sophie siempre se había considerado tan decidida como Lettie. Pero
ahora se daba cuenta de que había cosas que solo era capaz de hacer cuando ya no le
quedaba ninguna excusa.
—¡Esto es absurdo! —dijo Sophie—. La Plaza de Mercado está a dos calles de
aquí. Si voy corriendo...
Y se prometió que al día siguiente se acercaría a Cesari cuando la sombrerería
estuviera cerrada por ser la fiesta de mayo.
Entretanto, a la tienda llegó un nuevo rumor. Se decía que el Rey se había peleado
con su propio hermano, el príncipe Justin, y que el príncipe se había marchado al
exilio. Nadie sabía a ciencia cierta cuáles habían sido las razones de la pelea, pero el
príncipe había pasado por Market Chipping de incógnito hacía dos meses y nadie lo
había reconocido. El Rey había enviado al conde de Catterack a buscarlo y, en vez de
eso, se encontró con Jane Farrier. Sophie se puso triste al escucharlo. En el mundo
ocurrían cosas interesantes, pero siempre a los demás. De todas formas, sería
agradable ver a Lettie.
Llegó la fiesta de mayo. Desde el amanecer, las calles se llenaron de júbilo. Fanny
salió temprano, pero Sophie tenía que terminar primero un par de sombreros.
Cantaba mientras trabajaba. Al fin y al cabo, Lettie también estaba trabajando. Los
días de fiesta, Cesari abría hasta la media noche.
—Voy a comprarme un pastelillo de crema —decidió Sophie—. Hace siglos que
no los pruebo.

EL CASTILLO AMBULANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora