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se enterase, porque las maldiciones son algo muy malo, y para ello me concentré


pensando en Lettie. Tenía a Lettie en la cabeza. No sé cómo la conocí, porque cuando


fui a Upper Folding ella me dijo que no me había visto nunca. Pero lo sabía todo de


ella, así que cuando la bruja me obligó a que le hablara de Lettie, le dije que tenía una


tienda de sombreros en Market Chipping. Así que la bruja fue para darnos una


lección a los dos. Y tú estabas allí. Creyó que eras Lettie. Yo estaba aterrorizado,


porque no sabía que Lettie tenía una hermana.


Sophie cogió la lata y exterminó las malas hierbas generosamente, deseando que


los hierbajos fueran la bruja.


-¿Y justo después de eso te convirtió en perro?


-Nada más salir del pueblo -dijo Percival-. En cuanto le dije lo que quería


saber, abrió la puerta del carruaje y dijo: «Lárgate. Te llamaré cuando te necesite». Y


salí corriendo, porque sentí que una especie de hechizo me perseguía. Me alcanzó


justo cuando llegué a una granja y los que me vieron convertirme en perro creyeron


que era un hombre lobo e intentaron matarme. Tuve que morder a uno de ellos para


escaparme. Pero no conseguí librarme del palo, que se atascó en el seto cuando


intenté atravesarlo.


Sophie siguió su avance destructivo hasta una curva del camino mientras


escuchaba.


-¿Y entonces fuiste a casa de la señora Fairfax?


-Sí. Iba buscando a Lettie. Las dos se portaron muy bien conmigo -dijo


Percival-, aunque nunca me habían visto antes. Y el mago Howl empezó a venir de


visita para cortejar a Lettie. A ella no le gustaba, y me pidió que le mordiera para


librarse de él, hasta que Howl empezó a preguntarle un día sobre ti y...


Sophie estuvo a punto de destrozarse los zapatos con el líquido. Tuvo suerte,


pues la grava del camino echaba humo donde había caído.


-¿Qué?


-Dijo: «Conozco a una Sophie que se parece un poco a ti». Y Lettie contestó: «Es


mi hermana», sin pensarlo -siguió Percival-. Y entonces se preocupó una


barbaridad, especialmente porque Howl no dejaba de preguntarle por su hermana.


Lettie dijo que ojalá se hubiera mordido la lengua. El día en que apareciste por


allí, estaba siendo agradable con Howl con intención de averiguar de qué te conocía.


Howl le dijo que eras una anciana. Y la señora Fairfax comentó que te había visto.


Lettie lloró muchísimo y dijo: «¡Algo terrible le ha pasado a Sophie. Y lo peor de todo


es que cree estar a salvo de Howl. ¡Sophie es demasiado buena para darse cuenta de


lo desalmado que es!». Y estaba tan alterada que conseguí convertirme en hombre lo


suficiente para decirle que vendría a cuidarte.


Sophie extendió el herbicida formando un gran arco humeante.


-¡Mira que es! Muy amable de su parte. La quiero mucho y se lo agradezco. Yo


estaba igual de preocupada por ella. ¡Pero no necesito un perro guardián!


-Claro que sí -insistió Percival-. Al menos lo necesitabas. Llegué demasiado


tarde.


Sophie dio media vuelta, con el herbicida en la mano. Percival tuvo que echar a

EL CASTILLO AMBULANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora