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-Es de carne y hueso -dijo Calcifer. Su rostro azul volvió a asomarse por la


chimenea con expresión desorientada-. No sé lo que es, pero tiene muchas ganas de


entrar. Creo que no tiene malas intenciones.


Como los golpes no cesaban y Sophie se sentía cada vez más irritada, decidió


abrir la puerta y terminar de una vez. Además, le picaba la curiosidad. Todavía tenía


en la mano la segunda capa de terciopelo que había sacado del armario y se la echó


sobre los hombros mientras se acercaba a la puerta. Calcifer la miró. Entonces, por


primera vez desde que lo conocía, agachó la cabeza voluntariamente. Debajo de las


llamas verdes y rizadas se oyeron grandes carcajadas secas. Preguntándose en qué la


habría convertido la capa, Sophie abrió la puerta.


Un enorme perro de caza saltó ágilmente desde la colina y aterrizó en medio de


la habitación. Sophie dejó caer el abrigo y se apartó a toda prisa. Los perros siempre


la habían puesto nerviosa y los perros de caza no tienen una imagen muy


tranquilizadora. Sophie miró con nostalgia a las rocas y los brezos que pasaban por


la puerta y se preguntó si serviría de algo llamar a Howl.


El perro arqueó el lomo y de alguna forma consiguió alzarse sobre sus delgadas


patas traseras. Aquello lo hacía casi tan alto como Sophie. Con las patas delanteras


extendidas rígidamente, intentó enderezarse de nuevo. Entonces, justo cuando


Sophie abría la boca para gritar llamando a Howl, la criatura hizo un enorme


esfuerzo y adoptó la forma de un hombre con un traje marrón arrugado. Era


pelirrojo y tenía un rostro pálido e infeliz.


-¡Vengo de Upper Folding! -jadeó el perro-hombre-. Amo a Lettie... Lettie


me envía... Lettie llora y muy triste... me mandó contigo... me dijo que me quedara...


-empezó a doblarse y a encogerse antes de terminar de hablar. Lanzó un aullido


canino de desesperación e irritación-. ¡No se lo digas al Mago! -lloriqueó y se


encogió bajo el pelo rojizo hasta convertirse otra vez en perro. Esta parecía un setter.


El setter agitó la cola peluda y miró a Sophie con seriedad bajo sus ojos acuosos y


tristes.


-¡Ay, madre! -dijo Sophie mientras cerraba la puerta-. Tienes problemas,


amigo mío. Eras el collie aquel, ¿verdad? Ahora me doy cuenta de a qué se refería la


señora Fairfax. ¡Esa Bruja es tremenda! Pero, ¿por qué te ha mandado Lettie aquí? Si


no quieres que se lo diga al mago Howl...


El perro gruñó ligeramente al oír el nombre. Pero también movió la cola y le


dirigió una mirada suplicante.


-Está bien. No se lo diré -prometió Sophie. El perro pareció tranquilizarse. Se


acercó trotando hasta la chimenea, donde le lanzó a Calcifer una mirada un tanto


desconfiada y se tumbó junto a la pantalla de la chimenea formando un delgado


bulto marrón-. Calcifer, ¿qué te parece a ti?


-Este perro es un humano hechizado -asintió Calcifer.


-Ya lo sé, pero ¿le puedes quitar el hechizo? -preguntó Sophie. Imaginó que


Lettie debió de haber oído, como tanta gente, que Howl tenía una Bruja que


trabajaba para él. Y parecía algo importante convertir al perro otra vez en hombre y


enviarle de vuelta a Upper Folding antes de que Howl se levantara y lo encontrara

EL CASTILLO AMBULANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora