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usado la expresión «va a ir». Evidentemente, Howl iba por el mal camino desde


hacía mucho tiempo.


-Por ejemplo, su apariencia -dijo generalizando la señora Pentstemmon-.


Fíjese en la ropa.


-Sí, es muy cuidadoso con su apariencia -comentó Sophie, preguntándose por


qué lo estaría expresando con tanto cuidado.


-Siempre lo fue. Yo también cuido mi apariencia, y no me parece nada mal


-dijo la señora Pentstemmon-. ¿Pero a qué viene eso de ir por ahí con un traje


encantado? Es un conjuro de atracción espectacular, dirigido a las mujeres. Muy bien


hecho, lo admito, casi imposible de detectar, incluso para mis ojos expertos, pues


parece que va hilvanado en las costuras, y desde luego le volverá prácticamente


irresistible ante cualquier mujer. Esto representa un paso hacia las artes negras que,


como madre, seguro que le preocupa, señora Pendragon.


Sophie pensó incómoda en el traje gris y escarlata. Ella había remendado las


costuras sin percatarse de que hubiera nada de particular. Pero la señora


Pentstemmon era una experta en magia y Sophie tan solo una experta en costura.


La señora Pentstemmon puso los dos mitones sobre el bastón e inclinó su cuerpo


agarrotado, de forma que sus ojos expertos y penetrantes se clavaron en los de


Sophie, que se sintió cada vez más nerviosa e incómoda.


-Mi vida está llegando a su fin -anunció la señora Pentstemmon-. Hace


tiempo que oigo a la muerte acercarse de puntillas.


-Estoy segura de que no es así -dijo Sophie, intentando sonar tranquilizadora.


Era difícil conseguirlo con la señora Pentstemmon mirándola de aquella manera.


-Le aseguro que sí -dijo la señora Pentstemmon-. Por eso estaba impaciente


por verla, señora Pendragon. Verá, Howell fue mi último alumno y sin duda el mejor.


Estaba a punto de retirarme cuando llegó él de tierras extrañas. Pensé que mi labor


estaba hecha cuando entrené a Benjamín Sullivan, a quien probablemente conoce


como el mago Suliman, descanse en paz, y le conseguí el puesto de Mago Real. Curiosamente, vino del mismo país que Howell. Luego llegó Howell y a primera vista


supe que poseía el doble de imaginación y el doble de capacidad y, aunque admito


que tenía algunos defectos de carácter, sabía que era una fuerza del bien. Para hacer


el bien, señora Pendragon. Y ahora, ¿qué es?


-Eso mismo me pregunto yo -dijo Sophie.


-Le ha ocurrido algo -dijo la señora Pentstemmon, sin dejar de mirar fijamente


a Sophie-. Y estoy decidida a arreglarlo antes de morir.


-¿Qué cree que le ha pasado? -preguntó Sophie incómoda.


-Confiaba en que usted me lo dijera -replicó la señora Pentstemmon-. Mi


instinto me dice que ha ido por el mismo camino que la bruja del Páramo. Me han


dicho que en tiempos no era malvada, aunque no son más que rumores, ya que es


más vieja que nosotras dos, y se mantiene joven con sus malas artes. Howell tiene un


talento del mismo calibre que el suyo. Parece que los que tienen una capacidad tan


grande no pueden resistirse a procurarse un poco más de inteligencia, aunque sea


peligroso, lo que resulta en un defecto fatal que les empuja a un lento descenso hacia

EL CASTILLO AMBULANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora