cosió un vestido de un rosa intenso para celebrar la fiesta de mayo, que en opinión
de Fanny parecía salido de la tienda más cara de Kingsbury.
Por aquella época, todo el mundo había vuelto a hablar de la bruja del Páramo. Se
decía que había amenazado de muerte a la hija del Rey, y que este había enviado al
Páramo a su mago personal, el mago Suliman, para que se encargara de ella. Y, al
parecer, el mago Suliman no solo había sido incapaz de cumplir el encargo, sino que
la bruja había acabado con él.
Así pues, cuando unos meses más tarde apareció de repente un castillo alto y
negro sobre las colinas de Market Chipping, despidiendo columnas de humo sucio
por sus cuatro torres, todos estuvieron convencidos de que la bruja había vuelto a
salir del Páramo y estaba dispuesta a aterrorizar al país como lo hizo cincuenta años
atrás. La gente estaba muy asustada. Nadie salía solo, especialmente de noche. Y lo
más terrorífico era que el castillo no siempre estaba en el mismo sitio. A veces, el
castillo se veía como una mancha alta y negra en los terrenos yermos al noroeste,
otras sobresalían sobre las rocas al este, y en algunas ocasiones se acercaba a la
ladera y se colocaba sobre los brezos, al norte, un poco más allá de la última granja.
De vez en cuando se movía, echando bocanadas de humo gris y sucio por sus torres.
Al principio todo el mundo creía que muy pronto el castillo llegaría a plantarse en el
medio del valle, y el alcalde habló de pedir ayuda al Rey.
Pero el castillo se quedó rondando por las colinas y se supo que no pertenecía a la
bruja, sino al mago Howl. El mago Howl tampoco era un santo. Aunque al parecer
no quería abandonar las colinas, se rumoreaba que le divertía atrapar a jovencitas y
quitarles el alma. Otros aseguraban que se comía sus corazones. Era un mago
absolutamente frío y sin escrúpulos y ninguna joven estaría segura si él andaba cerca.
Sophie, Lettie y Martha, igual que las demás muchachas de Market Chipping, tenían
prohibido salir solas, lo que resultaba muy pesado. Se preguntaban para qué querría
el mago Howl todas aquellas almas que coleccionaba.
Pero al poco tiempo tuvieron otras cosas en qué pensar, porque el señor Hatter
murió de repente justo cuando Sophie era lo bastante mayor para dejar el colegio. Y
entonces se descubrió que el orgullo que sentía por sus hijas había sido excesivo:
para pagar la matrícula del colegio había contraído pesadas deudas. Después del
funeral, Fanny se sentó con las niñas en la casa que tenían junto a la tienda y les
explicó la situación.
—Me temo que las tres tenéis que abandonar el colegio —dijo—. He estado
haciendo todo tipo de cuentas y la única forma de mantener el negocio y cuidaros a
las tres es que os coloquéis como aprendizas en algún sitio. No es práctico que os
quedéis todas en la tienda. No puedo permitírmelo. Así que esto es lo que he
decidido. Primero Lettie...
Lettie levantó la vista, con un aspecto de radiante salud y belleza que ni siquiera
la pena y el luto podían ocultar.
—Yo quiero seguir aprendiendo —dijo.
—Y así será, cariño —replicó Fanny—. He dispuesto que entres como aprendiza
en casa de Cesari, el pastelero de la Plaza del Mercado. Tienen la reputación de tratar
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EL CASTILLO AMBULANTE
Teen FictionEste libro es para Stephen. La idea de este libro me la dio un chico durante la visita a un colegio, cuando me pidió que escribiera un libro llamado EL CASTILLO VIAJERO. Apunté su nombre y lo guardé en un lugar tan seguro que no he podido Encontr...