Capítulo 5

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La duquesa, después de escuchar lo dicho por el duque la noche anterior, de labios de sus guardias, monto en cólera haciendo un desastre en sus habitaciones.

Y llamó a todos los sirvientes de la mansión a uno de los patios, para que fueran testigos de su venganza por ese hijo no nato que la pequeña sirvienta se había atrevido a concebir para el duque.

Maximilian, quien en ese momento se encontraba en la habitación de Amber, fue sujetado con fuerza por uno de los guardias que acababan de entrar intempestivamente, mientras que arrastraban el cuerpo de la criada muerta.

No les importó cuanto gritó y luchó el chico para evitar que se la llevarán, ni siquiera le dieron una segunda mirada.

Cuando al fin lo soltaron, Maximilian corrió tras ellos desesperadamente, buscándolos, hasta que la conmoción de los sirvientes lo guio al lugar.

Pero en cuanto intentó acercarse, alguien lo sujeto con fuerza, inmovilizándolo contra el suelo, desde donde únicamente podía ver impotente lo que estaba por ocurrir.

La duquesa hizo que colgaran el cuerpo inerte de Amber frente a toda la servidumbre de la casa y ordenó que el vientre de esta fuera abierto por la espada de un caballero.

Esta era una advertencia para cualquier otra mujer que se atreviera tan siquiera a mirar a su esposo.

En ese momento, Maximilian, quien aún luchaba y gritaba desesperado, abrió los ojos en medio de un terror enloquecedor, y poniéndose pálido al instante, se desmayó.

Estuvo inconsciente y ardiendo en fiebre durante días luego de ver aquello.

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*toc toc*

Un ligero toquido en la puerta trajo de vuelta a Amber, lejos de los aterradores recuerdos sobre la novela.

Y en ese momento en la puerta se abrió una pequeña apertura, por la que se asomó un lindo rostro de grandes ojos azules y cabello tan negro como la noche

"¿Amber?" La voz aún se escuchaba como la de un niño, a pesar de que el pequeño duque ya tenía doce años.

Recordando de nuevo cuanto iba a sufrir este niño, a Amber se le aguaron los ojos al instante.

Maximilian, preocupado por no obtener una respuesta, se animó a entrar a la habitación.

"Escuché que no te sientes bien" dijo preocupado.

Sin poderlo soportar más, la chica se levantó a torpemente y abrazo al niño con fuerza mientras derramaba lágrimas sin detenerse. Maximilian estaba tan asustado de verla llorar por primera vez, no sabía cómo consolarla, así que solo se quedó muy quieto.

Cuando ella se dio cuenta de lo tenso que estaba, luchó por recomponerse, limpiándose las lágrimas desesperadamente, para no seguirlo asustando.

"L... Lo..."

Ella intentó disculparse, pero su voz continuaba quebrándose cada vez peor y las lágrimas volvían a salir en cuanto intentaba decir algo

"¿Duele mucho? -preguntó angustiado- Yo.... Iré a buscar algo con lo que... "

Justo cuando Maximilian estaba por abandonar la habitación a toda prisa, la manga de su ropa fue sujetada por Amber, quien negó con la cabeza.

El silencio se hizo en la habitación mientras la joven intentaba apaciguar sus sentimientos y recuperar la calma, hasta que pudo hablar.

"No, no duele. Gracias por preocuparse por esta sirvienta. Yo siento tanto estar actuando así, pequeño duque. Es solo que soy muy feliz de tener a un amo tan bueno como lo es el pequeño duque"

Aunque Amber no podía recordar cada detalle de la novela, confiaba en que con lo que sabía podría cambiar el terrible destino que le aguardaba y a la vez evitarle a Maximilian todo ese dolor.

Para ella, el tierno chico que ahora la miraba algo sonrojado, no era ningún villano, era tan solo alguien que había sufrido mucho durante toda la novela. 

Sí, Maximilian solo fue una víctima de las circunstancias hasta el final. 


Pensando en que ahora acababa de ser ascendida abruptamente de puesto, significaba que el duque ya la tenía en la mira, pero todavía no debería ser muy tarde para huir. Sin embargo, no podía dejar al pequeño duque en este lugar a su suerte.

Necesitaba idear una manera de quedarse junto a Maximilian, pero a la vez salir de la vista del duque y hacerlo perder interés en ella.

*Grrrr*

El sonido proveniente del estómago del joven amo interrumpió sus pensamientos en ese momento, causando que este se avergonzara y se cubriera el estómago con ambas manos.

"Lo... Lo siento" se apresuró a disculparse.

-Es cierto, ya es tan tarde y el joven amo aún no debe haber desayunado-

Si ella no robaba algo de comida de las cocinas, nadie más alimentaria al pobre chico. Y si los otros sirvientes lo veían robando comida, era posible que lo intimidaran nuevamente. 

Maximilian, a raíz de haber sido abusado por los sirvientes, evitaba en lo posible salir de su habitación si no era en compañía de Amber. Para él debió requerir de mucho valor haber venido a verla en este momento.

"Lo siento mucho joven amo, es mi culpa que aún no haya desayunado. Por favor, espere un poco más, iré a llevarle el desayuno a su habitación en unos momentos"

El chico asintió todavía con el rostro sonrojado y se retiró, asomándose que no hubiese nadie por el pasillo antes de salir.

Aunque había crecido mucho desde que Amber lo había conocido, todavía tenía un lindo rostro algo infantil, haciéndolo ver adorable. A pesar de que ya no le gustaba que lo tratarán como a un niño.

Al pensar en esto, Amber recordó nuevamente a su hermana menor, Verónica. Ahora que sabía que ella ya estaba muerta, no necesitaba continuar enviando todo lo que ganaba a sus padres falsos.

De hecho, reflexionándolo, aquella deuda que el duque usaría para retenerla en el ducado en un futuro, bien podría haber sido contraída por los señores Vilches en su representación.

En la novela también se hablaba de que el barón Vilches era un adicto al juego y que de ahí provenían todas las deudas. El duque de Argen también lo había descubierto cuando envío a alguien a investigarla.

Pero ahora debía apresurarse a las cocinas para conseguir el desayuno del joven amo.

Amber sabía que a esta hora del día a los duques ya se les deberían haber servido el almuerzo, así que sería mucho más fácil obtener alimentos de calidad para el joven amo, de los muchos sobrantes, sin que nadie lo notara.

Entonces, la joven, aprovechó un descuido de los otros sirvientes para, traer varias frutas frescas, algo de crema de champiñones, pan caliente y estofado de ternera.

Y se apresuró con estos a la habitación del joven amo.

Cuando el chico vio todo lo que la sirvienta traía, sus ojos brillaron e incluso parecía como si fuese a babear.

Mientras Maximilian devoraba todo en su estudio, Amber se puso a limpiar la habitación interna del pequeño duque.

Esta continuaba siendo la habitación que el padre biológico de Maximilian le había dado, sin embargo, ya había sido desvalijada desde hace mucho tiempo por los sirvientes.

Estos, tal como si fueran aves carroñeras, habían ido robándole cualquier objeto que pareciera valioso, así que, en las cuatro estancias* que la componían, tan solo quedaban los muebles más grandes, muebles que no podían llevarse tan fácilmente.

De no ser por las flores que Amber ponía casi todos los días, todo se vería aún más vacío y solitario. 






*N/T: Recibidor, Estudio, Recámara interior y Baño. 

El regreso de la extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora