Dentro del estudio de la Duquesa, se encontraba esta junto al Duque, conversando casi a los gritos.
Uno intentaba tranquilizarla y convencerla para que viese las cosas de otra manera, mientras la otra iba de un lado al otro arrojando hacia las paredes todo lo que alguna vez había estado sobre el escritorio.
Maximilian observó a los Duques con indiferencia, entró al estudio y los saludo con propiedad.
Pero en cuanto la Duquesa escuchó su voz, se apresuró hacia él con furia, levantando una mano para golpearlo.
"¡Si su alteza me golpea!... "
Se escuchó la fuerte voz del niño, lo cual hizo que Cecilia se detuviste en seco, con la mano aún levantada
"... No sé como lo va a justificar frente al enviado de su majestad"
Tal advertencia de parte del niño hizo que Cecilia temblara de ira e intentaste golpearlo nuevamente, pero Maximilian ni siquiera se inmutó, y simplemente se quedó mirando hacia el vacío con indiferencia.
La Duquesa se burló con ira
"Efectivamente, a una cosa tan pretenciosa, repugnante y malagradecida jamás se le debió permitir continuar con vida. Si crees que mi adorado hermano te va a proteger dándome a mí la espalda, ¡estás muy equivocado!"
Maximilian ya no le tenía miedo.
La Duquesa no lo sabía, pero aquella noche en la que ella había golpeado a Amber como si esta fuera peor que basura, Maximilian había perdido todo el anhelo de que su madre lo amase, toda la esperanza de que algún día pudieran convertirse en una verdadera familia, y el poco cariño que sentía por la Duquesa.
Y desde entonces él se consideraba a sí mismo como un huérfano.
"No lo sé, su alteza. ¿Le gustaría ponerlo a prueba?" Le preguntó el chico con insolencia
Duncan vio cómo Cecilia enterraba las uñas sobre sus palmas con saña mientras temblaba de ira, y se apresuró a detenerla.
Ambos sabían bien que ahora que Maximilian había despertado el poder mágico de los Argen no podía ser ignorado tan fácilmente como antes. Además, si Cecilia golpeaba al chico justo el día en el que su majestad había declarado que este se encontraba bajo su protección, la acción equivaldría a desafiar abiertamente al rey.
"Cecilia, por favor, cálmate. Podemos hablar civilizadamente"
La Duquesa abrazó la cintura del Duque, sin dejar de mirar a Maximilian y lo señaló con el dedo
"Tú, cosa repugnante. ¡Más te vale que no te atrevas a decir tonterías frente a su majestad!..."
"¡¿O qué?!" Preguntó Maximilian mirando a la Duquesa directamente a los ojos con desafío
Pero contrario a lo que esperaba, Cecilia le dedicó una sonrisa viciosa y habló lentamente
"O buscaré a esa maldita criada a la que amas y le daré la muerte más cruel que pueda imaginar justo frente a tus ojos"
"¡¡...!!"
Al ver como la expresión de Maximilian cambiaba de una llena de indiferencia y confianza a una de miedo, Cecilia sonrió con suficiencia, complacida. Sin darse cuenta en lo absoluto de la expresión llena de loca ira del hombre a su lado.
Duncan deseaba destrozar a la mujer que rodeaba su cintura, pero lo soportó, todo por el bien de su futura felicidad.
Él jamás permitiría que la Duquesa pusiera una sola de sus repugnantes manos sobre de su amada Amber una vez más.
Cuando se enteró de como Cecilia había golpeado y pateado a su amada, mientras esta intentaba proteger a Maximilian, Duncan sintió que vomitaría sangre de la ira y se angustió hasta las lágrimas por no saber cómo se encontraba Amber.
Y en ese momento deseó correr para desollar vivos a este par de madre e hijo.
La Duquesa levantó la barbilla con arrogancia y amenazó al niño frente a ella
"Si quieres que esa maldita mujer siga con vida, confió en que sabrás qué decir y que no frente a su majestad"
Maximilian asintió, manteniendo los puños apretados a los costados, y la Duquesa continuó
"Para asegurarnos de que mantengas la boca cerrada, ambos iremos mañana contigo a la capital. Ahora, ¡largo de aquí!. ¡Verte me enferma!"
Maximilian se despidió con una reverencia y se retiró.
Mientras caminaba de regreso a su habitación, apenas podía contener las lágrimas.
"Amber debe estar bien" Se dijo a sí mismo "Ella es muy inteligente y se esconderá de la Duquesa"
En cuanto llegara a la capital la buscaría para asegurarse de que estuviera bien y para advertirle que se escondiera de la Duquesa.
Maximilian odiaba ser tan débil.
Si ni siquiera podía protegerla, ¿cómo podía pretender convertirla en su esposa en un futuro?.
Sabía que tenía que hacerse muy fuerte lo más pronto posible.
Ahora que estaba seguro de que el rey codiciaba su poder mágico, Maximilian estaba dispuesto a prometerle cualquier cosa con tal de que lo ayudase a proteger a Amber en lo que él ganaba fuerza.
Sin embargo, también dudaba acerca de si pedirle ayuda a su tío sería lo mejor.
No conocía su carácter, y hablarle sobre Amber equivalía a revelar su única debilidad al rey.
Si para entonces este decidía utilizar a su futura esposa para amenazarlo tan como hacía la Duquesa...
-No, mientras menos personas sepan de ella, Amber estará más segura-
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Momentos antes de que Maximilian llegara al estudio de la Duquesa.
Duncan había logrado convencer a Cecilia de que, para salvar las apariencias frente a su majestad, lo mejor sería que ambos acompañasen al chico a la capital.
Esta era la oportunidad perfecta para que el Duque pusiera en marcha su plan y estaba secretamente feliz por ello.
Además, también se le había ocurrido que seguramente en algún momento su amada intentaría ponerse en contacto con Maxilian.
Y entonces sería mucho más fácil atraparla.
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El regreso de la extra
RomanceAmber Vilches, luego de recordar su vida como Han Ji-a, se da cuenta de que tan solo es una extra dentro de una novela, un personaje que únicamente sirvió para marcar de manera trágica la infancia del villano, Maximilian Arges. Un desafortunado vill...