Después de que una de las cinco santas curó las heridas de Duncan, asegurándose de que no quedara una sola cicatriz en su tersa piel; el Duque se había negado a probar alimento durante días.
Hace mucho que había recuperado su mente clara, pero aun así se negaba a hablar y la Duquesa comenzaba a perder la paciencia.
"¿Qué hacías en ese bosque?. Dime, querido"
"..."
"¿Por qué me engañaste para escapar de casa?"
"..."
Siempre era el silencio, y aquella mirada llena de indiferencia, la única respuesta a todas sus preguntas.
"¡Debes responderme!"
Lo instó nuevamente
Silencio...
"Su majestad no deja de presionarme para que permita tu arresto. Si no me lo dices no podré protegerte"
"..."
"¡Lo que hiciste esta vez es bastante grave!. ¡Tú sabes cuanto estima Alonso el poder y la sangre que corre por las venas de ese chico!"
Una vez más la respuesta fue el silencio.
Los ojos de la mujer se enrojecieron y su tono se tiñó de súplica
"Somos esposos. Es en mí en quién más deberías de confiar"
Cecilia no pudo más con aquella mirada de indiferencia que su amado le mostraba y tomó uno de sus hombros, recargándose en este mientras lo miraba directamente a los ojos en un intento por hacerlo reaccionar.
Pero a cambio, solo recibió un manotazo de parte de Duncan para evitar que continuara tocándolo.
El golpe seco resonó por toda la habitación, recordándole a Cecilia aquellos momentos, cuando ambos acababan de casarse hace años y él la miraba con odio.
"Vete" Susurró con desprecio
"Soy la única que está de tu lado... ¿Tanto me odias?" Esta vez sus lágrimas realmente se derramaron.
Solo entonces, Duncan pareció reaccionar, sonriendo irónicamente
"¿Odiarte?... Por supuesto, ¡¿Por qué no lo haría?!. Si quieres una respuesta de mi parte no la obtendrás. Así que no vuelvas a tocarme, no lo soporto"
Cecilia salió de la habitación secándose las lágrimas.
Afuera, el mensajero del rey esperaba a que la Duquesa terminara de conversar con el Duque, y al ver que ella había llorado fingió no darse cuenta.
"Dile que no pienso enviarlo al castillo" Dijo ella con dureza
"Pero su alteza..."
"Solo lleva el mensaje... mi esposo aún se está recuperando de sus lesiones, así que no irá a ningún lado"
"Su alteza Maximilian ahora mismo se debate entre la vida y la muerte, por favor, tómelo en cuenta. Me despediré, su alteza la Duquesa"
El mensajero dijo una mentira según las órdenes de su majestad, antes de despedirse con una reverencia y regresar al palacio.
Dentro de la habitación, Duncan escuchó este último comentario justo cuando entreabrió una de las puertas para escuchar a escondidas.
Y, luego de la sorpresa inicial, una gran sonrisa se formó en sus labios.
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El regreso de la extra
RomanceAmber Vilches, luego de recordar su vida como Han Ji-a, se da cuenta de que tan solo es una extra dentro de una novela, un personaje que únicamente sirvió para marcar de manera trágica la infancia del villano, Maximilian Arges. Un desafortunado vill...