Capítulo 49

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Duncan tan solo quería preguntarle la razón, por qué lo despreciaba tanto cuando él lo único que había hecho era amarla.

Y, entonces, cuando Amber levantó la vista y lo miró, había un profundo asco en sus hermosos ojos dorados que lo reflejaban.

En ese momento, algo se rompió dentro de Duncan, y ya no pudo soportarlo más.

Si no lo aclaraba ahora mismo, sentía que explotaría.

"¡¿Por qué me odias tanto?!"

Le preguntó, desesperado, mitad súplica y mitad cuestionamiento amargo.

Pero ella no respondió y continuó tirando de su muñeca, con una expresión desesperada, como si él fuera algo terrible a lo que debiera evitar sin importar qué.

El corazón le latía como loco, retumbando en su pecho como nunca antes.

Duncan podía sentir que el temblor en el cuerpo de la chica se intensificaba, y la repulsión en sus ojos se transformó en una mueca de terror, pero aun así no la soltó.

En lo profundo de sí, sabía que si la soltaba, ella saldría por esa puerta y nunca más la volvería a ver.

Así que no podía hacerlo, necesitaba llegar hasta las últimas consecuencias. No la dejaría ir hasta que se asegurara de que le había revelado todo el contenido de su corazón, y que ella lo había entendido y aceptado.

Así que, exasperado, uso algo de fuerza para atraerla hacia él, logrando que ella perdiera el equilibrio por el tirón y aprovechó para sostenerla entre sus brazos, rodeándola.

La abrazo, la abrazo tan fuerte, como si quisiera unirla en su carne y sangre, como si ella fuera la medicina que necesitaba desesperadamente para continuar viviendo.

Escuchando un desgarrador "¡No!" de la garganta de la joven en respuesta, seguido de su infructuosa lucha.

Ella lo estaba golpeando, usando manos y pies para intentar alejarlo, pero él aun así no la soltó. Si quería herirlo podía hacerlo, él lo soportaría todo, pero sin importar nada no la dejaría correr lejos de él.

En su infierno, Amber era toda su vida, y ¡tenía que hacer que ella lo entendiera!.

Y en ese momento dejó salir todo, todas las dulces palabras que había guardado celosamente en su corazón desde que se enamoró de ella.

"¡No puedes irte! ¿Acaso no sabes que te amo?.   Amber, te amé desde la primera vez que te vi a través de este mismo ventanal, mientras jugabas y reías en el jardín"

"¡Suéltame!"

"¡No lo haré!, te amo... te amo... te amo, solo a ti. Vivo para ti, para verte, para amarte. ¡Eres mi todo, y no dejaré que te vayas!"

"¡No!, ¡no me importa!... ¡Suéltame o gritaré!. Y quien entre y vea esto alertará a su alteza, la Duquesa"

"¡Jah!... Jajaja"

Duncan quería reír, lleno de ironía. Estaba molesto, desde el primer día en el que Amber entró a su servicio como criada personal se encargó de que él adivinara que ella también era una espía de la Duquesa. 

En pocas palabras, su amada lo había amenazado con la mujer que odiaba para mantenerlo lejos de ella. ¿No era esta una situación tremendamente ridícula?.

Además, ¿Qué no se daba cuenta de que si Cecilia se enteraba del amor que sentía por ella, él ya no podría protegerla de la ira de la Duquesa?

Duncan hundió su rostro en la suave piel del cuello de su amada para calmar su ira y le susurro

El regreso de la extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora